ʀᴘ ╱ ᴘɪʀᴀᴛᴇ ʜᴜɴᴛᴇʀ ╱ "sɪ ɴᴏ ᴘᴜᴇᴅᴏ ᴘʀᴏᴛᴇɢᴇʀ ᴇʟ sᴜᴇɴ̃ᴏ ᴅᴇ ᴍɪ ᴄᴀᴘɪᴛᴀ́ɴ ᴍɪ ᴀᴍʙɪᴄɪᴏ́ɴ ᴇs ɪɴᴜ́ᴛɪʟ"
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Perona · F
[code]¿Por qué él? ¿Por qué de todos tenía que ser él? Pensaba en el corto lapso de silencio tras su solicitud. Pero en cuanto la levantó lo supo. Aquellos brazos, aquellos fuertes brazos que en más de una noche de tormenta, aunque fuese a regañadientes, la sostuvieron para brindarle calma. Ese calor tan característico del espadachín, su aroma, su fuerza, su presencia tan varonil; su mirada, aunque limitada siempre firme y honesta.
Se embriagó de aquellos pensamientos mientras era llevada en brazos, tanto así que no se percató del camino, estaba tan inmersa en él, en lo que despertaba ese hombre, con tan poco tacto, en ella. La tranquilidad que le trasmitía, la seguridad que su sola presencia le daba y todo lo que despertaba.
La masculina voz la despertó de sus pensamientos, tocó el piso con los pies y al darse cuenta del lugar donde se encontraba, el rubor nuevamente invadió todo su rostro, subió sus manos temblorosas a los firmes pectorales y subió tímidamente su mirada.
- . . .
Sus labios se abrieron un poco para responder pero la vergüenza la sobrepaso haciéndola callar. Trago grueso, apretó sus puños contra la tela verde que vestía el espadachín y lo jaló hacia ella, se levantó de puntas para unir sus labios a lo de él, buscó iniciar nuevamente la unión de un beso, cerró sus párpados y degustó el embriagante sabor del peliverde. Las manos de la princesa fantasma se deslizaron hasta el cuello del varón para guiar sus brazos y rodearlo. Quería más, mucho más de él. [/code]
Se embriagó de aquellos pensamientos mientras era llevada en brazos, tanto así que no se percató del camino, estaba tan inmersa en él, en lo que despertaba ese hombre, con tan poco tacto, en ella. La tranquilidad que le trasmitía, la seguridad que su sola presencia le daba y todo lo que despertaba.
La masculina voz la despertó de sus pensamientos, tocó el piso con los pies y al darse cuenta del lugar donde se encontraba, el rubor nuevamente invadió todo su rostro, subió sus manos temblorosas a los firmes pectorales y subió tímidamente su mirada.
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Sus labios se abrieron un poco para responder pero la vergüenza la sobrepaso haciéndola callar. Trago grueso, apretó sus puños contra la tela verde que vestía el espadachín y lo jaló hacia ella, se levantó de puntas para unir sus labios a lo de él, buscó iniciar nuevamente la unión de un beso, cerró sus párpados y degustó el embriagante sabor del peliverde. Las manos de la princesa fantasma se deslizaron hasta el cuello del varón para guiar sus brazos y rodearlo. Quería más, mucho más de él. [/code]