Elsa llevaba noches sin poder dormir tranquilamente gracias a una sirena. Por alguna razón, sentía que aquel llamado imploraba por ella, que había un asunto por resolver donde sólo Elsa era capaz de juntar las piezas del rompecabezas. Anhelaba atender dicho juicio pero, ¿qué pensaría Anna al respecto? Su vida giraba entorno a ella, no sólo al reino. Anna era la persona más importante de su vida y, aunque no era la primera vez que le ocultaba un secreto, la culpa pesaba de la misma forma que años atrás.
Hablo con el equino un tanto desanimada pues no habia nada, pero en ese momento se escucho a Angus relinchar lo cual hizo que Merida fijara su mirada hacia adelante y sonrio ampliamente, ahi estaban, no lo soño, lo recordo el camino de fuego futuo, tiro de las riendas del caballo y este corrio siguiendo las luces, la pelirroja no podia con la felicidad, cambiaria su destino, estaba cada vez mas cerca de su libertad, sin imaginarse que el camino la llevaria al Valle de la Roca Viviente donde habitaban Trolls unas criaturas extrañas.
[center]La peliroja estaba harta de su madre, de sus reglas y sobre todo de lo que le habia impuesto ¡Casarse con un perfecto extraño en una boda arreglada privandose de su libertad! No podia pertmitirlo habia llegado demasiado lejos, aun ella tratando de defender su mano en esa competencia de arqueria, no importaba, parecia que no tuviera ni voz ni voto, debia hacer algo. Recordo en que en el bosque cuando era pequeña habia visto un camino de luces, su madre le explico que era fuego fauto que la llevarian a su destino, era claro que necesitaba encontrarlas y seguirlas, era lo que necesitaba. A espaldas de sus padres tomo su arco y salio en su caballo Angus hacia el bosque con un objetivo claro, cuando estaba justamente en el lugar que visito cuando era niña, sus orbes se paseaban por todo el lugar, no habia nada, se dejo caer la mitad de su cuerpo[+]
No lo meditó demasiado. Salió en busca del origen de aquella voz. Anna entendería que era parte de su destino, parte de su magia y que el mejor lugar donde ella podía quedarse era en el seguro Arendelle.
Marchó a paso sosegado al establo del palacio; tomó prestado un caballo y carreta, y, aunque Olaf trató de persuadirla a quedarse o al menos permitirle acompañarla, Elsa se negó, agradeciéndole por preocuparse.
Así pues, la reina emprendió viaje. Primer destino: el valle de la roca viviente. Consideró imperativo consultar a quien mayor conocimiento de magia posee; Gran Pabbie.
