Luego de haber caminado un buen rato al fin estaba en frente de lo que era la casa de aquel mal viviente adicto al cafe (?), con un papel en mano y una bolsa que contenía una caja mediana con las siete unidades del café colombiano exportado. El grandullón tenia una pinta terrible, pero era porque toda su vestimenta estaba manchada con sangre, no era para menos asaltar una cárcel tenia su tiempo, pero se divirtió. Sin mas comenzó a girar su brazo con la mano presionada en la caja rápidamente gracias a la buena coordinación de su hombro este parecía una hélice mientras buscaba. . .[-]
Ya estas alturas incluso se le hizo raro el ser invitado en la residencia de alguien, mas cuando buscaba en sus pensamientos no encontraba nada. Lo normal la vida de un Yakuza aveces te lleva a tener una vida solitaria o aveces incluso alejarte de todo contacto cercano, amistoso o familiar y aun que sus colegas eran algo cercano a una familia disfuncional, es la primera vez que se topaba con algo normal.
— Supongo que podria, ¡si no te parece raro que un Yakuza cubierto de sangre con olor a la podredumbre afecte un poco la casa si no por mi no hay drama!
Rasco su mejilla levantando una ceja extrañado ante esa rara cuestion, lo cierto es que no, muy raras ocasiones tomaba de aquello, era mas de las bebidas energizantes en latas como las monster. (?)
—[i] La ultima vez que tome algo asi fue un cafe helado de esos en carton cuando tenia que ir a una reunion pero me moria de sueño, era raro pero aun asi no podia parar de tomar ocho de esas.[/
