—Tómalo como parte de mi experimento. —Esta vez, para aumentar su tentación, uso su propia uña para encajar sobre su dedo—. Es parte de mi deber como acompañante darte de comer, ¿no es así? ~

Entonces, la sintió. Por encima del golpe de su almohada, Aisha rebuscaba sobre su pecho con curiosidad, se notaba dudosa ante la situación. Así fue, entonces, que decidió imitar las acciones de la mujer, usando su palma libre en un pasar sobre el abdomen de la mujer, como si tratase de estimular su estómago; este, sin embargo, no tuvo vergüenza en acariciar la piel de ella, incluso si se encontraba cubierta de tela.

—¿Y ese es un problema? —Esta vez, apuntó su mirada hacia ella—. ¿O tienes miedo de provocarte una adicción? ~

Jugó con sus retos, de nuevo. Sin embargo, pronto las gotas de sangre empezaron a caer sobre la cama. Su mirada, retadora, apuntaba ante Aisha en búsqueda de tentarla; parte de su ser, y parte de seguir viendo su rostro junto a él.