Sus enojos por fin salieron a la luz. Incluso con tal declaración, decidió restregar con menos decencia su pecho desnudo contra los telares que recubrían la cama, y como otro objetivo, tomó una de sus almohadas para ponerlas directo en su abdomen y ser envuelta en su aroma. Ese era parte de su plan.

—¿Por qué debería? Si esto es demasiado relajante...

Le dirigió una mirada para cuándo sus telas fueron impuestas en él. Vió la reacción de la chica, y sonrió en curiosidad.

—¿No puedes ver a un hombre desnudo, de verdad...? ¿Es mucho para tus castos ojos, mi dulce y delicioso abdomen, mmh? ~