— ¿Realmente estás actuando por indulgencia o pretendes resguardar tu interés? —habló y desafió su ingenuidad con apatía, su veneno con picardía. Se atrevió a dar un paso, para que ambos parecieran iguales—. Los ingenuos deben errar, los curiosidad llamar a la calamidad.

— Gaikokujin será entonces. Detrás de mi sugerencia solo hay una advertencia para los mas ingenuos.
𝗜nocente al igual de envenenada fue el mirar que ahora se dirigió a su invitado cuando le explico algo tan sencillo.

— "Gaikokujin" denominan hábilmente los mortales a quién tienes delante, pero no es la respuesta que mereces, mas es la que te daré —los antebrazos extendió, siendo tal ficción su ofrenda a quién inteligentemente advirtió— ¿Qué hay detrás de tu sugerencia, recelas a los peces que nadan en el torrente de estrellas?

— ¿Quién es el que pasa por alto mi advertencia y se pone a orar un cantico en mi presencia?

— Que sean lenguas vulgares las empleadas bajo la vigilia del inflexible firmamento; piadosos con los ignorantes y pecadores son los labradores... Podemos estar así hasta que algo nos escuche.