—Es lo menos que podría hacer por ti. Creo que me agrada tu compañía.— Sonrió y trato de buscar una mesa para ambos, al encontrarla señalo esta y miro a la castaña. —Creo que esa será perfecta pero antes de sentarnos debemos pagar el buffett e ir por nuestras charolas para escoger los platos que vayamos a querer del buffet. ¿Esta bien si tu vas por las charolas y te diriges a la barra de comida en lo que yo pago?— Más que una pregunta era una afirmación ya que a pesar de esperar una respuesta él ya estaba caminando a la caja para pagar los paquetes para ambos.
—Entiendo eso, pero al menos esta tu madre contigo, eso es muy bueno. — Sonrió para darle ánimos. —Dejemos esa conversación y entremos al restaurante.— Señalo este, el cual ya estaba solo al cruzar la calle. Camino con ella y le abrió la puerta para que esta entrara.
—Vaya, si que es para sorprenderse aunque...¿Cómo lo llevas? Eso de que conozcas a humanos y que ellos mueran. ¿Te has acostumbrado a las perdidas? No me imagino en una situación como esa sinceramente.—
Camino junto a la chica, tranquilamente ya que no llevaba ninguna prisa y le agradaba la compañía. —Veintiún años, ¿qué hay de ti, Zuri? ¿Debería preguntar tu edad?—
—Me alegra escuchar eso. Entonces vayamos. Esta muy cerca uno que es muy bueno, basta con que caminemos un par de cuadras.— Le ofrece su brazo mientras señala la dirección en la que tienen que ir.
—Déjame pensar...— Llevo una de sus manos a su barbilla pensando en el lugar ideal para poder hablar, al tenerlo claro volvió a mirar a la castaña. —Comer siempre es lo mejor. ¿Qué hay de ir a un buffet? Saber lo que le gusta comer al otro también es algo importante. En lo personal pediré muchas cosas dulces. Pero eso solo si aceptas.—
