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ZhenJun · F
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Y de repente, ante la cercanía y no concretada conexión con sus labios, sintió sed. Una sed verdadera; no como la sed que alguna vez sufrió en el desierto, o bien, tras la más ardua de las batallas. Ésta era una sed que apretaba en el pecho y repercutía en su vientre. Hasta suspiró, de hito en hito.
Y la voz le salió en un hilillo candoroso, dulzón.
ー Lucio Voreno... Sabes que podrías llevarme al Hades y te seguiría fielmente. Sólo tómame, y yo estaré allí.
No había más que añadir. Sólo atender a su necesidad.
De tal manera que llevó sus labios donde los de él: y el beso que forjó entre ambos fue todo menos rutinario; seguramente ni los Dioses habrían conocido jamás tal veneración. Fue un contacto lento, fervoroso; en él le pedía piedad: que no la dejara, que jamás le faltaran ni sus caricias ni él en sí mismo.
Y de repente, ante la cercanía y no concretada conexión con sus labios, sintió sed. Una sed verdadera; no como la sed que alguna vez sufrió en el desierto, o bien, tras la más ardua de las batallas. Ésta era una sed que apretaba en el pecho y repercutía en su vientre. Hasta suspiró, de hito en hito.
Y la voz le salió en un hilillo candoroso, dulzón.
ー Lucio Voreno... Sabes que podrías llevarme al Hades y te seguiría fielmente. Sólo tómame, y yo estaré allí.
No había más que añadir. Sólo atender a su necesidad.
De tal manera que llevó sus labios donde los de él: y el beso que forjó entre ambos fue todo menos rutinario; seguramente ni los Dioses habrían conocido jamás tal veneración. Fue un contacto lento, fervoroso; en él le pedía piedad: que no la dejara, que jamás le faltaran ni sus caricias ni él en sí mismo.
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