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Todo es a - bu - rri - do.
 
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ZhenJun · F
(...) Debes descansar. Necesitas descansar.

Para disimular su propia y muda ansiedad, lo trajo consigo casi con instinto maternal. Lo invitó a apoyar en rostro en su pecho y le fue acariciando el cabello, dulcemente, como queriendo adormecerlo.

Nos daremos un baño juntos. Y después dormirás, ¿de acuerdo? Para cuando despiertes, tendré algo bueno para que repongas fuerzas.
ZhenJun · F
De tal forma que... La paciencia tomará juego en esta última etapa de la guerra.

Intentó que el fervor de sus latidos no reverberaran en su respiración. Qué injusto era aquello; que su cuerpo ya supiera relacionar las manos de él con la forma más adictiva del placer. No sólo carnal, sino aquél que conllevaban esas caricias vagas que mutuamente se daban antes de dormir; tal vez cada uno con su propio infierno en la mente, pero sabiendo que a sus lados se consolaban mutuamente. Por ello hasta sus más ínfimas fibras vibraban y entraban en calor de intimidad.

Aún así el juego entre dos amantes trataba de dar, quitar, ceder un poco y volver a conceder los dulces frutos del deseo.

Así que Zhen sutilmente rió; la voz cantarina, ligeramente traicionera, insolente, fue preámbulo antes de tomar la mano que acariciaba su muslo y quitarla de allí, para subirla donde pudiera besarle los nudillos.

(...)
ZhenJun · F
Entonces sólo es cuestión de tiempo.
Decía un importante general, que provenía de las lejanas tierras de mis abuelos y los abuelos de ellos...


Encontró un poco difícil concentrarse; ¿quién podría cuando las manos de él sabían envolverla con tales modos tan decididos? Pero, cual si fuera en sí misma la seducción una batalla, ella mantuvo la calma. Miró a Lucio, casi de pies a cabeza, encontrándolo feroz y un tanto salvaje así, bañado en la sangre enemiga. No le importó ensuciar una de las mangas de su vestido (ese que le había halagado y por lo cual le había regalado una sonrisa jocosa que terminó siendo un sutil mordisco en el propio labio inferior; caía en su encanto) en el proceso de limpiarle, siquiera lo que tuviera cerca de los labios. Quién sabe y, en poco, desearía besarlo.

"Nunca se debe atacar con cólera y con prisas. Es aconsejable tomarse tiempo en la planificación y coordinación del plan." (...)
LV1552459 · 31-35, M
gruesas, poco gentiles─. Y caerán, poco a poco. ─Tensó la quijada al igual que las cejas, quería con todas sus fuerzas ver a cada uno de los Galos rendidos ante el César, ante Roma. Pronto la diestra fue más aventurera al bajar por el muslo de Zhen, recogiendo la tela del vestido para hacerse espacio y poder así, acariciar directamente su piel; imposible el no verse tentado, no sólo por el inusual cambio de ropas en ella, sino por ese calorcillo que se anidaba en su vientre con sólo tenerla cerca─. Te va bien, el vestido. ─Musitó entonces con tono más calmo, aunque no por ello menos grave en su voz. Era curioso el contraste, ella, vistiendo de blanco, delicada como sus facciones lo exigían, pulcra y con ese aroma fresco que poseía, mientras que él, férreo, de armadura y aún con rastros de sangre surcando su rostro, y cuerpo; Cerbero venía colgado a sus espaldas con el mar de sangre que se había extendido al sur.
LV1552459 · 31-35, M
Recibirla cerca de si fue como una caricia de calma, un remanso mudo que aceptaba sin chistar, pues lo necesitaba, requería de su calor, de su presencia delicada <y muchas veces insolente, muy ella>. El calor de la guerra ya se sentía con mayor brío, el punto de quiebre estaba cercano y cada día de vida era un logro en medio de la batalla.
Voreno se relajó y con la confianza que ya había forjado con ella, ambas manos se adueñaron de sus caderas, atrayéndola aún más—. Es porque la mayoría de mis hombres se desplegaron al frente; hubo un ataque más fuerte en el sur, los Galos han reunido más soldados. ─Ambas manos se pasearon por tan delicada figura, realzando la estrechez de su cintura por encima de esa tela suave que tan bien lucía─. Pero el invierno terminará al igual que sus recursos y suministros. ─Tras decir aquello exhaló, culpa de su agotamiento físico, y culpa del gusto de recorrerla en caricias, incluso, presionando más de una vez su cuerpo con esas palmas hoscas y {...}
ZhenJun · F
... - ¿Escuchó bien? Lucio había pedido una ¿disculpa? En un chasquido ahora ella se sentía como la que debía haberse disculpado en vez de él. Por ello, recomponiendo el gesto, se puso de pie (peleando con el largo del vaporoso vestido al que definitivamente no está acostumbrada) y fue donde él, rompiendo su estoico gesto con un rozón de cuerpo. Muy propio de ello.- Me divierto muy a mi manera. Es sólo que hoy fue un día más tranquilo que los anteriores; por alguna razón me sentía algo soñolienta y sin ganas de salir del campamento. Es el calor. El fin del Invierno, seguramente.
LV1552459 · 31-35, M
Pudo notar su ofensa en el tono de su voz y expresiones; no había sugerido tal cosa para denigrarla, después de todo en sus costumbres las mujeres se podían de encargar de ese tipo de cosas <pero no ella>– Te pido que me disculpes si mis palabras te han ofendido. –Habló más como el soldado que era, con esa rectitud inherente a cada fibra de su ser–. Lamento que te aburras, son días ocupados y las actividades no son del todo entretenidas cuando estamos frente a la guerra.
ZhenJun · F
¿Luego de eso qué? ¿Lustrar sus sillas para cabalgar? O quizás zurcir sus capas. -Resopla, casi ofendida.- Además... Lo de los caballos ya lo hice, sólo con el tuyo y porque me agrada. Es lindo.
LV1552459 · 31-35, M
– No jugar con mis soldados te afecta ¿quieres una actividad? Puedes alimentar a los caballos mientras.

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