— Está bien.

Con lentitud se separa de ella hasta hacerse en pie e hizo un breve gesto con su cabeza. Quería dar un paseo, no estaba forzada a hacerlo y además, sabía que sería de los últimos momentos con Zora.

— Cuando quieras.

— Vanya ¿Quieres dar un paseo conmigo por el bosque? Te puedo llevar en mi lomo

Empezó hacerle clinejas en dos mechones de cabello a la rubia.

— Así termino de adornar con flores pequeñas lo que ando haciéndote

Se cruzó de brazos viendo su obra y con una mano en su propio menton.

— Si, faltan unas flores.

Brevemente ríe. La elección de palabras en Zora le hicieron gracia, pero no se estaba burlando.

— No haces mi vida más fácil, Zareth. Nadie puede arreglarme pero ha sido agradable en ocasiones, escuchar tu voz y tus opiniones. Gracias por el tiempo compartido.

— Oh, eso te responde a ti misma. Por algo no me he ido, es agradable tu compañía aunque tenga la tarea de poner tu cabello más albino del estrés.

Sus pulgares iban de arriba y abajo en círculos en esa palma, luego subieron a sus muñecas haciendo presión sutil y calibrada.

— ¿Ha Sido muy malo tenerme Vanya querida O te he arreglado la vida un poco?

— Como alguien que ha estado casada, sólo puedo decir que no es tan malo. Pero tampoco es imprescindible.

Las caricias eran agradables, no la detuvo. Cerró sus ojos, y en su mente, una ilusión le roba una sonrisa.

— Zareth, la vida no tiene sentido en soledad.

— Me han comentado que puede ser tanto agotador como fortificante, no tuve la dicha de casarme alguna vez.

Aquellas manos y dedos continuaban esas caricias ahora a las manos que cerraban sus puños, se dedicó a masajear aquella palma y dedos prestando atención a la palabra de la rubia.

— Cada día de mi existencia. Lo extraño, lo necesito... Pero no es lo que crees, no lo hago como esposa, como creador. Él me enseño todo lo que sé y sin su presencia, me siento débil.

Al momento de decir eso, movió las manos. Apretando los puños brevemente, comprobando que era verdad. Físicamente estaba debilitada.

— Zareth, ¿estuviste en un matrimonio alguna vez? O, el equivalente a uno.

Pero que tonta Zora, claro, ahora entendía a qué se refería Vanya. La platinada hace un gesto elevando su rostro para ella misma expresando un "ah" en afirmación de entender las palabras ajenas.

— Cualquiera te puede desear pero no todo el mundo te va a cuidar o amar.

Decía en general refiriéndose al valor y a los sentimientos, Zora lo entendía por su naturaleza, las bestias eran diferentes a otros seres. Esos dedos ahora bajan masajeando por la cabeza baja y el comienzo de la nuca de la rubia.

— ¿Extrañas a Gregory?

Permitió los toques en su cabellera. A decir verdad, las manos de Zareth podían ser amables, a diferencia de la brusquedad que había recibido una vez. No dejó de mirarla, pacífica hasta en su respirar.

— Lo hiciste. Al parecer, sin intención de darme una lección pero contigo he aprendido sobre emociones, más que con Gregory. Por eso te estoy agradecida.

— ...

Suspiro pesado preparándose para escuchar palabras dolorosas de parte de la rubia.

— No veo porque agradecerme, no hice absolutamente nada o eso considero...

Sin embargo sus dedos fueron dejando caricias entre el cuero cabelludo ajeno, con sus uñas de forma sutil rascaba suave y masajeaba a su vez que peinaba esa cabellera rubia.