Si lo decía de esa manera no sonaba como una tarea fácil, sin duda le abordarian un sin fin de conocidos y curiosos por lo que no podía ni debía bajar la guardia. — Tendrás que hacer tu mejor actuación entonces, soy tu guardaespaldas, no tengo tanto poder para inventar cualquier excusa y sacarte de aquí. — Asintió con su cabeza a modo de saludo a un par de colegas. — ¿Sería demasiado fingir un desmayo? — la realidad es que al igual que ella, detestaba esas fiestas.

—Tienes una nueva misión, pensar cómo me vas a sacar de esta aburrida fiesta.— Presionó un poco el brazo de su guardaespaldas mientras le sonreía y saludaba de lejos, como una amiga, a alguien que ni siquiera recordaba.