A veces podía ser dulce y tierna con Skah y oyras demostrar esa intensidad que también mantiene en su ser, amaba marcarlo y que él la marcara también, ese eea el hombre de su vida con quien se había comprometido sin duda alguna. Sonríe ampliamente al escucharlo jadear y quería escucharlo más y más excitado, que gimiera su nombre.

Deja que se deshaga de sus bragas y eso la hace excitarse y jadear ante el tacto de sus manos por sus piernas, ella era la cena esa noche. —Nadie se acercará a ti... Sólo yo te voy a coger mi vida—.

Adoraba sus atenciones sin importar la fuerza que empleará o el tipo de marca que circulará por su piel. Era la demostración más clara que en su vida había una mujer quien podía tenerlo como quisiera, sin restricciones. Jadeó por lo bajo, el punto débil sobre su cuello lo hace sonrojarse y sentir excitación que sobre pasa sus pantalones.

Sus manos sobre sus caderas la sostienen y a su vez desliza los pulgares para arrebatar esas bragas y desnudarla sobre la mesa como un plato gourmet a punto de ser comido.— Déjame muchas... Cogeme fuerte que nadie quiera acercarse a mi. —

Tan fascinantes atenciones, que incluso comenzaba a olvidar el porque estaba molesta, solamente quería disfrutar de aquellos labios sobre su pezón y de la manera en que la tomaría. —Solamentr yo sé que te gusta, Skah... Ninguna mujerzuela podrá hacerte sentir como yo—. Corresponde al beso con pasión jadeando sorprendida cuando la sienta sobre la mesa.

—Te voy a dejar tantas marcas que nadie querra acercarse a ti—. Al decir aquello arañó con cierta fuerza su espalda, si quería marcarlo y que todo mundo supiera que era de ella, le saca la camisa comenzando a besarle el cuello o mejor dicho a morderlo.

Negó con la cabeza la primera vez , después en una segunda y tercera ocasión atrapando ese pezón entre sus labios saboreando y dejando la marca fresca de la menta sobre aquella zona.— No, tu eres la que me hace disfrutar. — Se alza para besarla con pasión llegando ya a la cocina buscando toparse contra la mesa del centro donde la levanta y hace sentar.

— Muy odioso ¿Cierto?. Pero amo verte furiosa y celosa, por que en esas noches te vuelves una fiera.— Le guiña un ojo y la provoca. Desabotona su camisa y se semi desnuda frente a ella.

Estaba claro que ansiaba que lo perdonara, pues ya la había aprisionado contra la pared notando ese delicioso olor a menta que su boca denotaba. —Hm... No lo sé. Pareciste disfrutarlo mucho—.

Cierra los ojos y un jadeo corto se le escapa de los labios en cuanto comienza a pasear sus labios por su piel y sus senos hasta llegar a uno de sus pezones, era débil ante él y más cuando la trataba de aquella manera. —Eres... Odioso, Skah...—.

No la dejaba huir por mucho tiempo a prisa la sujeta de las caderas y la hace girarse, tomándola prisionera contra la pared.— ¿Crees que me gustan los besos extraños?.— Soplo para que sintiera el aroma de la pasta dental y es que en verdad le dio mucho pesar que se lavo unas tres veces.

Pero su prometida está molesta. Y le encanta verla furiosa que a prisa se desliza entre sus senos para besar y saborear su pezón derecho transmitiendo el fresco de la menta entre su paladar. — Shhh... Cállate y vamos a coger, estoy que me muero por hacerlo contigo.—

No quería perdonarlo tan pronto pues estaba realmente furiosa y celosa, la había besado justo como la besaba a ella y eso le podía mucho. —No quiero sentirte tampoco... Pensé que sólo a mi me besabas así, que tonta fui—. Retira sus manos de su cuerpo para apresurarse a ir a la cocina.

Dibujo una sonrisa no era la primera vez que la veía molesta. Se mordió los labios cuando la miro escapar y se levantó, para abrazarla por la espalda y tomarle con firmeza los senos cubiertos por su cabellera siguiendola fielmente desde atrás.— No dijiste nada de sentirme.—

Eso sólo la hizo enfurecer más, se fue quitando las prendas de arriba quedando únicamente en bragas. Incluso se soltó el cabello cubriendo sus senos con su propio cabello. —Si, no quiero verte hoy. Iré por algo de beber—. Salió desnuda de la habitación para ir hacia la cocina.

— Claro que... — Pensó en la reacción que tendría si le mentía.— Si. — Levantó las cejas y aunque no desea verlo se ha desnudado frente a él que permanece sentado en la orilla de la cama.— ¿Me castigaras?.—