ALғʜᴇɪᴍ Oɴʟɪɴᴇ - SEMI-Cᴀɴᴏɴ -Cʀᴏssᴏᴠᴇʀ - Oɴʟʏ RP
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Kiritoo · M
—Que decepción, solo habían consumibles en aquel calabozo. Ningún arma que se pueda vender —Con un suspiro de hastío, Kirito caminaba por las calles de la zona segura. La muchedumbre que rodeaba a una sola persona se había vuelto un escenario muy común. El jugador conocido como “Zekken” volvía a llamar la atención. Se decía que tenía un objeto muy valioso, aunque para él no era de suma importancia—. Otra vez.
Kirito se detuvo y contempló a aquella pequeña silueta de caballero. ¿Era acaso un niño? Por un momento se compadeció de que acabara atrapado en SAO. Los primeros días, Kirito atribuyó la audacia del muchacho al despreocupe infantil pero pronto, la presión social de la gente que llenaban de elogios al talento con la espada de “Zekken” empezó a hacer efecto en él. Dicen que no sueles prestarle atención a algo hasta que todos a tu alrededor hablan de ello, y eso fue lo que ocurrió con Kirito. Pasó de simplemente observar a estar ahora a unos cinco metros de distancia con una de sus espadas desenvainadas.
—Atacaré ahora. —Anunció. No quería abusar de la diferencia de edad para obtener ventaja así que avisar de ataque era una forma de equilibrar la balanza—. ¡Ahí voy!
Los jugadores a su alrededor contuvieron la respiración pues Kirito se movió con tanta velocidad que dio la impresión de desaparecer por arte de magia. Segundos después, se hallaba delante de Zekken y sin esperar mucho, dio el primer golpe con su arma. Aunque sea un niño, no se contendría. Realmente no estaba muy interesado en el objeto valioso, podía pensar que se trataba de cualquier cosa. ¿Habilidad única? Podría ser, pero en ese momento Kirito solo intentaba sacarse esa espina de curiosidad que le atormentaba por varios días.
Kirito se detuvo y contempló a aquella pequeña silueta de caballero. ¿Era acaso un niño? Por un momento se compadeció de que acabara atrapado en SAO. Los primeros días, Kirito atribuyó la audacia del muchacho al despreocupe infantil pero pronto, la presión social de la gente que llenaban de elogios al talento con la espada de “Zekken” empezó a hacer efecto en él. Dicen que no sueles prestarle atención a algo hasta que todos a tu alrededor hablan de ello, y eso fue lo que ocurrió con Kirito. Pasó de simplemente observar a estar ahora a unos cinco metros de distancia con una de sus espadas desenvainadas.
—Atacaré ahora. —Anunció. No quería abusar de la diferencia de edad para obtener ventaja así que avisar de ataque era una forma de equilibrar la balanza—. ¡Ahí voy!
Los jugadores a su alrededor contuvieron la respiración pues Kirito se movió con tanta velocidad que dio la impresión de desaparecer por arte de magia. Segundos después, se hallaba delante de Zekken y sin esperar mucho, dio el primer golpe con su arma. Aunque sea un niño, no se contendría. Realmente no estaba muy interesado en el objeto valioso, podía pensar que se trataba de cualquier cosa. ¿Habilidad única? Podría ser, pero en ese momento Kirito solo intentaba sacarse esa espina de curiosidad que le atormentaba por varios días.