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YuiK1533361 · 26-30, F
Tomó su sensor tras extender su mano hacia él en completo silencio. Dilató su boca en curva descendente mientras mantenía fruncido el mentón con cierto desdén y asco, mirándola de reojo mientras guardaba la pequeña esfera en uno de sus bolsillos y volteó, comenzando a apartarse de la mujer. Pero al contrario de la petición, o pseudo chantaje que aquella quería articular en lo que a Katai Yui le parecía un aprovechamiento infantil, ella se dirigía lejos del templo, por un costado de lado acordonado, hasta dar con la huincha que separaba la legalidad del tabú en Ebetsu.
— No accedo a nada. No eres nadie en mi vida para articular un trato o para someter mi voluntad de ninguna forma. Sayonara. — Se despedía. Habitualmente era Aoi Inja quien con su actitud espantaba a las personas, pero esta vez, quizá por las situaciones que la rodeaban, tal vez por el hastío con el que cargaba hace días, prefirió una vez más la soledad a desperdiciar palabras y tiempo en una desconocida.
— No accedo a nada. No eres nadie en mi vida para articular un trato o para someter mi voluntad de ninguna forma. Sayonara. — Se despedía. Habitualmente era Aoi Inja quien con su actitud espantaba a las personas, pero esta vez, quizá por las situaciones que la rodeaban, tal vez por el hastío con el que cargaba hace días, prefirió una vez más la soledad a desperdiciar palabras y tiempo en una desconocida.
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