« Back to Album · Next »
Esa noche tenía un color distinto. El otoño, así como el final de la tarde cerraban sus ojos paulatinamente, mostrándose propensos a hibernar, cuando Katai Yui y Tanizaki Seikichi se alejaban de la roída fachada del templo desolado que habían decidido visitar. Tras una larga tarde de karaoke en el pueblo, la japonesa había expresado su deseo de estar a solas con el maestro.

— Aquí nos conocimos, el día en que pediste mi teléfono ¿Recuerdas?
 
This page is a permanent link to the comment below. See all comments »
(...) hay tras la máscara de El Ángel Negro; guardó silencio porque a su parecer, tras el tatuador no haber articulado palabra alguna con sentido en lo que llevaban reunidos, al haberlo conseguido por fin era la mejor forma, para Umbra, de terminar la escena y por qué no, premiarle por tan exquisito discurso.

No le molestó nuevamente el gesto descortés de darle la espalda, al fin y al cabo, estaba acostumbrado a esa falta de respeto por su título demoniaco; él más que nadie sabía que todos eran actores representando un papel en aquella tragicomedia y alguien tenía que ser “el villano” y esto, era algo le salía muy bien. En respuesta, sus modales refinados volvieron a sobresalir al hacer una venia a la nada para despedirse de ellos diciendo. – Fue un placer verlos, les deseo bienaventuranzas y buena Luna.

(2)
 
Send Comment

Add a comment...
 
Send Comment