« Back to Album · Next »
This page is a permanent link to the comment below. See all comments »
YuiK1533361 · 26-30, F
Se detuvo ante las palabras de Seikichi, al menos cinco metros más lejos de esos dos pero no dejó de darles la espalda. Esperó allí silenciosa mientras el Tanizaki y Dominus compartían palabras sin moverse de su postura. Desde esa perspectiva era imposible dilucidar su gesto, pero no empuñó las manos, no tensó los hombros ni se vio que se moviera un solo milímetro. Cual estatua colmada de quietud, donde los copos de nieve la coronaban y las brisas se esmeraban por hacer danzar su cabello, esperó hasta que la última de las palabras del demonio decantara. Tras un pequeño silencio, añadió.
— Qué bien, ahora sí podremos largarnos de aquí, Seikichi. No le des crédito, su existencia no nos incumbe. — Y retomó su caminata, llena de curiosidad porque el Noxius dejó de afectar su propia piel. Como no le miraba, no pudo saber si su lejanía o si por voluntad del caído, dicha energía había retirado su efecto.
— Qué bien, ahora sí podremos largarnos de aquí, Seikichi. No le des crédito, su existencia no nos incumbe. — Y retomó su caminata, llena de curiosidad porque el Noxius dejó de afectar su propia piel. Como no le miraba, no pudo saber si su lejanía o si por voluntad del caído, dicha energía había retirado su efecto.
Add a comment...