—La historia del ojo es más entretenida de lo que crees, pues es de la vez que me atraparon "con las manos en la masa". A la reina no le gustó que después de que burlara la seguridad de sus dominios y terminara metida en su habitación, sus doncellas nos encontraran en medio de -como ella lo puso- mi atrevimiento de robar todo lo que poseía, incluso las ropas que llevaba puestas.
Se estremeció ligeramente con el sonido repentino de la suave voz de la cabra en su oído, lo que le sacó una sonrisa y se la mostró al girarse. —Bien, menos mal. No puedo decir que he aprendido la lección después de cada herida que me he hecho.
