Exhaló tratando de invocar un poco de calma, hallándola poco a poco al cerrar sus ojos por completo; viéndolo bien, era absurdo que se pusiera así, aunque cada acción le ponía nerviosa de nuevo, como el abrazo del moreno en torno a su cintura, afirmándose más en ese abrazo que ella misma mantuvo al seguir rodeando su cuello, posición que aprovechó para colar sus dedos por entre la blancas hebras de su amado espadachín, acariciándole lentamente.

— Iré... A terminar de vestirme. —Dijo en un susurro cálido, sus mejillas permanecían encendidas en sonrojo y se sentían calientes. Y aunque no quería separarse de él por algo inexplicable, ese algo que su piel sentía al estar en contacto directo con la ajena, tuvo que hacerlo, deslizando sus manos enseguida para cubrirse los pechos y así deslizarse a un costado, estaba por irse, así, sin más, pero se volvió para de un pequeño impulso poder besar la mejilla de su amado y así partir finalmente.