-A pesar de los intentos del joven por reanimar a la niña, ella no respondió al primer llamado. Afortunadamente todavía mantiene el pulso, pero no estaba respirando por sus pequeñas fosas nasales y boca.- -....

—Estaba tan relajado a ese punto que terminó cerrando los ojos y reposando. Era tal la calma del lugar que, de un momento a otro, escuchó el agua con un brusco golpe y terminó por abrir los ojos para mirar alrededor a la par de avanzar un par de pasos.

Ver las ondas en el agua terminaron de advertirle, en especial al ver un pequeño par de zapatos en la orilla y apresurándose a acercarse para hundirse en el agua, nadando directo a la jovencita que reconoció, tomándola en brazos y saliendo de vuelta a la superficie.
Al salir del agua, la mantuvo en brazos hasta colocarla en la orilla con cuidado, apartándole algunos mechones de cabello y moviéndola suavemente.—

Pequeña... Pequeña, responde ¿Estás bien?

—Ignoraba cuanto tiempo pasó desde que cayó, actuó lo más raudo posible en cuanto se dio cuenta, terminando por dar pequeñas palmadas a una de sus mejillas.—

2
-Manteniendose ahí por algunos minutos, intentó levantarse y buscar al joven que conoció, no obstante, resbaló Instantáneamente y cayó al agua sumergiendose por completo, ahora debía intentar salir, pues no sabía nadar.-

1
-Había prometido visitar al afable azabache, llevando consigo una pequeña cesta con algunas galletas, panecillos y pan al vapor que recién horneo, sin embargo, cuando cruzó el camino rodeados e árboles de cerezo y grandes planicies de verde pasto, vió una enorme cuenca de aguas cristalinas. Nunca había ido tan de cerca a ese lugar, pero antes de llegar con Xiao, no pudo evitar acercarse a las cristalinas aguas, como también, retirar su calzado dejando a un lado la canasta y adentrando sus pies, comenzando a mover de éstos con singular alegría.- -Qué fresco... -Mencionó quedándose en la orilla.-