Cada que veo tu rostro... Lo veo a él.
—Olvidar no era fácil pero, el dolor, si lograba desaparecer lentamente, aunque dejaba aquel vacío nuevamente en su pecho.
Admiraba a su hijo, sonriendo tenue, acariciando su regordeta mejilla con delicadeza.— Serás un hombre atractivo, con un futuro maravilloso, mi pequeño.