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—Nuevamente esos sueños, casi podía sentir su aliento, su tacto, uno tan lejano que parecía nunca haber sucedido y, a la par, anhelaba de nuevo. El frío que entraba por la ventana era incapaz de bajar la temperatura de su cuerpo en ese momento, no existía más que ese deseo el cual se empeñaba en enterrar.—
 
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XioFeiling · M
—El insistente Vaivén pasó de incómodo a placentero, su preocupación terminó por verse nublada mientras más era sometido, dejando su cuerpo a total Merced ajeno como antes.
Al menos así fue por poco tiempo, hasta que todo paró, mirándolo tan cerca, sintiendo el suave roce en su mentón y escuchándolo, dejando un nudo en su estómago y un dolor tal cual una daga atravesandolo en el pecho por segunda vez.—

Shai...

—Murmuró apenas, volviendo a jadear al sentirlo salir, temblando y, como si ese pequeño encuentro hubiera bastado, sentir el frío de golpe sobre su cuerpo, quedando tirado en la cama, sintiendo sus ojos ahogarse en lágrimas.
Quería detenerlo, pero era claro que lo abandonaba por igual, cubriendo su rostro y quedándose ahí hasta que llegara el alba.—
Shaitan · M
[…] cada gramo de fuerza que le quedaba para alejarse de allí.

—No voy a hacer esto contigo, nunca fuiste un objeto.

Con otro sonido ahogado, por el esfuerzo que suponía moverse mientras se mantenía suspendido sobre él, sin la intención de aplastarlo, movió nuevamente sus caderas para salir de él, y frotó suavemente el puente de su nariz contra su quijada, a modo de despedida.

Un último gran esfuerzo lo puso en alzarse, para ya de pie acomodarse el pantalón y que le cubriera su todavía pronunciada erección. La túnica así quedó, maltrecha, descuidada, y sus brazos cayeron a los lados mientras se daba la vuelta y de marchaba.
Shaitan · M
La vista de él, siempre tan grácil y artística, en cada momento y sobre todo en el del sexo; su aroma siempre cautivador, por alguna razón mágica o química que llegó a hacerlos inseparables en un momento, y la estrechez que le brindaba la poca preparación de su interior, provocaron que su entrepierna le exigiera movimientos más rápidos y violentos dentro de su cuerpo.

Su agarre agotado y un tanto tembloroso mantenía ese delgado cuerpo fijo contra el colchón desde el cuello, mientras lo penetraba, y él le arrancaba como siempre, con facilidad, más de un suspiro grave de placer.

Pero él no era el mismo que alguna vez lo hizo suyo. Su alma estaba tan rota como cada fibra de sus músculos en ese momento. Y habría buscado en el acuático otro tipo de refugio, diferente al carnal, de no ser porque ese lazo especial no se había terminado de formar en él cuando también se había roto.

Volvió a mirarlo, antes de inclinarse hacia él y hablar contra su oído, pues sería mejor ahorrar [...]
XioFeiling · M
—Todo su cuerpo se tensó debido a la incómoda sensación, al menos por un momento hasta que terminó de invadirlo, arrebatándole el aire y abriendo los ojos de golpe, tembloroso, tratando de emitir algún sonido.
Sus manos se mantuvieron aferradas a él, arañando un poco antes de volver a respirar, sintiendo de golpe el aroma metálico en su nariz, mirándolo de nuevo, comenzando a gimotear por lo bajo.—

S-Sha... gh~
Shaitan, e-espera... ¿Estás h-herido? Huele...demasiado a san...sangre aah~

—Trataba de concentrarse pero no era fácil, el roce en sus paredes, cada golpe certero y el agarre de su cuello le iban nublando la mente y sus ojos, fijos en su rostro inexpresivo mientras él no podía disimular sus pequeñas muecas.—
Shaitan · M
La voz contraria, suave, quejumbrosa, seguía teniendo efecto directo en su órgano; sus gemidos todavía enviaban olas de calor por su cuerpo y erizaban su piel. Era lo que buscaba.

Con un movimiento de cadera entró más, sintiendo la fricción entre su miembro y sus paredes. Lo dejó en el colchón, apoyándose en el mismo con una de sus manos y tomándole el cuello con firmeza para mantenerlo fijo allí, mientras proseguía con las embestidas.

Sus costillas punzaban y su abdomen dolía, sin embargo su expresión severa sólo miraba la contraria, atento a lo que provocara cada embestida fuerte y profunda.
XioFeiling · M
S-shaitan... Espe...
¿Cómo tú...?

—Tenía tantas preguntas en ese momento, más que nada si estaba soñando o era realidad, con su cuerpo quedando libre de toda prenda y dejando escapar un pequeño suspiro cuando sintió la piel ajena, sus caricias, la forma de sujetarlo como antes.—

Shai... Shaitan...~

—Volvió a murmurar su nombre en un pequeño jadeo, apresado y aferrando sus manos en los muslos ajenos antes de terminar inclinado, obediente al abrir las piernas, sintiendo su paso forzado por la nula preparación y el tiempo en abstinencia.—

A-a...ahh...gh!~
E-espera... D-duele un...poco aah~
Shaitan · M
El aroma y la voz que llamaba su nombre elevaron su temperatura. Era solo un asomo de la sensación de placer que había estado buscando sin lograr conseguir.

Tomó las prendas ajenas y las abrió por completo, descubriéndole el cuerpo, antes de rodearle la cintura y apegarlo hacia sí. Incluso si estuviera febril, el cuerpo ajeno se sentiría frío contra el propio.

Sus manos no perdieron tiempo en recorrer la suavidad de su piel, desde sus glúteos, por la curva de su espalda, hasta tomar con fuerza su cabello largo y sedoso.

—Abre bien las piernas.

Murmuró ronco y agotado contra su oído, sosteniéndolo inclinado sobre el colchón, y no esperó mayor movimiento antes de forzar su entrada en la estrechez del delgado cuerpo, lo que le arrancó un gruñido a él también.
XioFeiling · M
—Su voz, esa voz que lo hacía estremecer, la podía escuchar pero, a la par, la sentía tan lejana.
El aroma de la sangre y las cenizas invadió sus fosas, haciéndolo removerse en la cama, desvaneciendo la imagen de lo que era su sueño erótico, imaginando de golpe un incendio debido al aroma, haciéndolo despertar de golpe, aturdido y asustado, mirando su alrededor en tinieblas, hasta notar aquella figura a pocos metros, frotando sus ojos ligeramente aún nebulosos.—

¿Qué... Quién?

—Murmuró suave, volviendo a mirar, reconociéndolo, sabiendo bien de quién era ese cuerpo y subiendo hasta el rostro, sorprendido.—

Shai...Shaitan...
Shaitan · M
Sus pasos lo condujeron por memoria hasta aquel sitio. Él ciertamente no lo había razonado, pero en ese momento pensaba con las vísceras.

Su respiración era pesada y audible, pues lo invadía el agotamiento y el dolor de las heridas externas e internas que portaba. Su aroma también era notable, una mezcla de sangre, sudor y cenizas, pero no más fuerte para él que el aroma que lo había atraído hasta allí.

Parecía un celo, o quizás era el cuerpo ajeno llamando al suyo, ofreciéndose para que volvieran a fundirse en uno, como antes siempre.

—Fei...

Lo llamó en una exhalación, despojándose de sus túnicas ensangrentadas y bajándose el pantalón para sacar su erección ya dura.

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