—Miraba el camino lleno de hojarasca, subiendo un poco más para notar algunos árboles ya escasos de follaje.— Igual que las estaciones, mis sentimientos se renovarán en la primavera.
-La joven Cham Cham corresponde con la misma cortesía del juvenil hombre, asintiendo con su mirada e inclinando leve su cuerpo, sin embargo, nuevamente el pequeño chimpancé de nombre "Paku" interfiere entre ambos.- -¿Ah, qué sucede Paku? ¿Crees que él? -Miraría al pequeño espécimen haciendo aquellos movimientos con sus manos y piernas que son graciosos.- - ¿Lo haya visto? -Alzó su vista al joven, sin antes estirar sus brazos para que el pequeño ser se acomode entre éstos apegándose mutuamente.- -Disculpe usted, noble guerrero... Cham Cham... Quiere saber si usted vió a un duende pasar por éstos lares. -Preguntó con timidez y un bello rubor en sus tersos pómulos.-
—Su paseo rutinario se vio interrumpido en cuanto escuchó la lejana voz de una mujer, aproximándose cada vez más hasta distinguir la presencia a pocos metros de donde él se detuvo. Se giró lo suficiente para poder mirar a la joven de peculiar aspecto, curioso de saber que, últimamente, era más sencillo llegar a sus tierras que hace miles de años.
Callado, realizó una sutil reverencia por cortesía, imaginando que sólo era turista por los alrededores y su vestimenta.—
-Un dulce aroma a frutas exóticas y cítricas impregnó el ambiente, una dulce voz femenil que llamaba alguien, o quizá algo.- -¡Paku, Paku! ¿Viste al duende? -Cham cham cada vez se aproximaba con rapidez, justamente llegando a escasos metros de aquel galante joven, guiándose por aquel pequeño mono que le guía además de su instinto.- - ¿Ah? -Parpadeó curiosa, mientras aquel pequeño simio de nombre Paku le llevó a ese momento y lugar exactos.-
