—Su celo se acercaba y, por ende, el mar de depresiones antes de la calentura ya estaba a tope.
Optó por salir a dar un paseo durante aquella lluvia, admirando el paisaje que se iba oscureciendo conforme la noche llegaba, suspirando y sonriendo el agua mojar poco a poco sus ropas a raz de la tierra.—
Días así... La lluvia no deja de ser como mi cobijo, pero esta es una lluvia amarga...