« Back to Album · Next »
—Un pequeño e indefenso conejo a merced del depredador.
Se quedó quieto, quizás así no sería visto, pero su atención era fija en él, en sus acciones, sus movimientos.
Podía sentir que lo devoraba con la mirada, el corazón le iba a mil por hora y sabía que sus latidos desbocados eran un deleite para él, que tenía los minutos contados, que todo era correr o morir.—
 

Add a comment...
 
Send Comment