—Musitó con una sutil sonrisa en los labios, sentado en el tejado de si hogar, desde donde podía admirar el cielo y disfrutar la suave brisa. Con el Guqin en su regazo, paseó sus dedos por las cuerdas, tratando de recordar antes de empezar con aquellas notas aleatorias hasta encontrar su melodía.—