Realizo una mueca, una bastante infantil mientras se recargaba en la vieja silla de madera. No pretendía ir mas verlo pasar y retirare a ese sitio lo hizo levantarse e ir tras de el. Se quedo al marco de la habitación de aseo mirándolo de reojo, por dentro se moría, su mente lo llevo a ese pico alto de imaginación. Verle el rostro completo era total delicia que no podía borrar la sonrisa que tenia de por medio, esos colmillos deslumbraban siendo la perfecta armadura contra el su dicho castigo del silencio... Se arrimo cercando la puerta al retirarse de ella, se coloco a alado y se atrevió a meter las manos justo cuando el lo hizo...el agua era fría mas el mayor no. Sus extraños instintos no pudieron esperar mas para mínimo recibir algo que fuera hurtado, como debía de ser, como se crió importándole poco ser reprimido con uno de sus sermones.