-las habilidades del albino eran impresionantes y definitivamente imperceptibles a los ojos humanos, por lo cual Melissa solo noto el gesto de caballerosidad del mismo, estaba tan concentrada en su acompañante que nunca se percató de que el sonrojo en su piel ya era más que notorio tanto que incluso el viento helado que rosaba su rostro a hora le parecía refrescante-
-realmente había captado la atención de Melissa, pese a ser una chica muy distraída y sumamente despistada, casi nunca se percataba de lo que pasaba a su alrededor pues se centraba tanto en sus pensamientos y se perdía en su propio mundo que rara vez prestaba atención a algo o a alguien-
Bueno... me ha costado mucho hacer una fama a la clínica... pero ciertamente lo es y en efecto soy muy dedicada a mi trabajo...
-con un poco de timidez y mordiendo suavemente el labio inferior propio antes de dar una calada al cigarrillo murmuró por lo bajo-
la clínica es mía... así que solamente es dedicación....
-Las luces de la ciudad iluminaban todo el sitio, haciendo que el rostro de ella se viera aun mejor debajo de ellas, resaltando cada milímetro de su piel y cada una de sus facciones, el brillo y largo de su cabello, todo en ella era prácticamente perfecto-
-La presentación era simple pero precisa, ya tendrían tiempo para conocerse mejor, el encanto de Melissa tenia atento al albino y eso ya era un punto a favor de ella, si bien era una chica hermosa tampoco solía captar tantas miradas como otras chicas, normalmente siempre pasaba desapercibida por su vestimenta laboral, pero algo que no podía ocultar bajo la bata blanca era ese carisma y personalidad angelical que le caracterizaban; con ello podía tener la atención de cualquier persona-
-En cuanto este acerco el cigarro a ella asintió levemente para tomarlo suavemente de la cajetilla deslizándolo con cuidado en sus dedos, sin evitar un suave roce con los dedos del albino, por las bajas temperaturas la piel de la chica estaba fría-
Gracias, si fumo de vez en cuando. Y créeme que agradezco tu invitación, es un verdadero honor.
-Nunca se percató de los movimientos del albino por dos razones la primera, él era muy ágil y cauteloso y la segunda era que ella estaba sumamente entretenida en él mientras lo contemplaba-
-la chica logro percibir el aroma al cigarrillo, mientras acariciaba sus brazos debido al frío puesto que había olvidado su chamarra en el auto, un leve vapor salia de sus labios rojos debido a las bajas temperaturas, la ciudad se caracterizaba por su clima helado en esta temporada, la briza leve de la nieve dejaba pequeños copos en el cabello de Melissa-
-Sin duda alguna era una chica hermosa, con una inocencia y ternura en la sonrisa inolvidables y poco comunes puesto que todos en la ciudad tenían un semblante serio o reservado, hasta parecían de carácter fuerte; pero ella no, ella era todo lo opuesto a cualquier norma, algo en el albino captó la atención de ella, pues la había dejado paralizada mirándolo con suma atención, su cintura esbelta resaltaba sus curvas perfectamente bien dejando que la mirada de este recorriera al cuerpo de ella centímetro a centímetro analizandola con cautela-
-Al escuchar la voz varonil y encantadora del albino, melissa se estremeció aun más encogiéndose un poco de hombros mientras se aferraba a los brazos propios mientras escuchaba atenta y un leve pero marcado sonrojo teñía sus mejillas ante el cumplido del masculino-
el placer es mío, mi nombre es Melissa... ammm... Claro, gracias. Será un placer aceptar su invitación
-Estaba un poco nerviosa, el albino había logrado estremecerla, era demasiado atractivo a simple vista, tanto que podría desarmar a cualquier chica con una simple mirada, no ocupaba palabra alguna para hacerse notar-
-La temporada invernal era sin duda alguna la favorita no solo de Melissa, pues todos en la ciudad disfrutaban de estas fechas, que esperaban con fervor y emoción, lo hogares cálidos y llenos de un ambiente familiar inundaban la ciudad-
-Se había comenzado a oscurecer cuando la chica se despojó de su bata blanca y cansada de un largo día de trabajo tomo su bolsa y las llaves de su auto pues se disponía para irse a casa, preparar un baño de burbujas y disfrutar de una copa de vino. La tarde había estado llena de pacientes y era hora de un merecido descanso-
-Melissa era una dentista muy reconocida en aquella ciudad, se había graduado en una de las mejores universidades de London y radicaba en Kiev desde hace unos meses, había llegado sola, nadie sabía nada de su familia y muy poco de su vida personal, era una chica dedicada a su trabajo en su totalidad, viva sola en una casa amplia en el centro de la ciudad, a decir verdad era una chica muy hermosa, no muy alta, delgada, facciones finas, ojos marrones, cabello castaño, con un cuerpo bien proporcionado y trabajado-
-Liberando un leve suspiro camino hasta la salida y apago las luces de la clínica dental, su vestimenta negra se llenó de nieve al salir y sonriendo se estremeció cuando el viento le roso la cara y despeino su cabello con suavidad mientras cerraba la puerta bajo llave, en cuanto giro para ir por su auto no pudo evitar mirar al chico de la moto-
-Sus ojos marrones se fijaron en este al cual educada mente le dedico una leve sonrisa, era inevitable mirarlo pues se encontraba estacionado a mitad de la calle con el viento helado golpeando su rostro y buscando algo o a alguien-
Linda noche...
-Respondió Melissa y se dispuso a cruzar la calle para ir rumbo a su auto mientras desprendía la mirada de él al pasar frente a donde estaba-
no grites.... te he escuchado copito de nieve, bienvenido a mi humilde morada jajajajajajaja
~como era tipico en ella, le ofreció una paletita de cereza, igual a la que ella chupaba en aquel momento
tu pidiendo ayuda??? valla valla....
~la rubia sonrio ampliamente mirandole con atención al tiempo que delineaba una de las armas del albino
lindo juguete...
~en el sitio se escuchaban risas y la rubia reia tras cada una como si estuvieran contando un chiste o algo similar, pero realmente nadie hablaba, eso solo dejaba en tela de juicio que zhanna estaba loca
~la rubia como era costumbre aquella tarde noche se paseaba por su sitio favorito en todo el mundo, un viejo hotel psiquiátrico abandonado a las afueras de la ciudad, tranquilamente, paseaba por los pasillos chupando una típica paleta roja sabor cereza y tarareaba un cancioncilla un tanto perturbadora, nada grato para quien la escuchara, pero era la melodía que ella amaba
~el ruido de sus tacones era lo único que se escuchaba en los pasillos y las escaleras, todo estaba en silencio, un silencio que sin duda era escalofriante, el hospital no tenia una buena reputación así que nadie lo visitaba y quien lo hacia corría con la hermosa fortuna de no salir vivo del lugar
~la vestimenta tan peculiar de la asesina, ya no era nada anormal, aquella vez vestía la típica sudadera negra que le llegaba un poco mas arriba de las rodillas, zapatillas rojas y la capucha negra que cubría su cabello rubio por a hora
~de un momento a otro un goteo empezó a escucharse, provenía de una de las habitaciones del 4 piso, un sonido aturdidor debido al inmenso silencio, emocionada la asesina subió hasta este con tanta tranquilidad que parecía tener tiempo de sobra
~al llegar al cuarto piso visito todas las habitaciones y en la 424 se encontró con una hermosa escena la cual la hizo sonreír ampliamente y acercándose tomo algo de la cama
- Grcz por el hermoso obsequio cariño, yo tmbn te extrañe...
~al decir eso comenzó a reír, pero estaba sola, no había nadie en la habitación, al escuchar un ruido cercano bajo la mano que había colocado en la cama y un chorro de sangre escurrió por esta, mirando por la ventana su sonrisa se hizo aun mas grande
Que te digo enano, si ninguno otro entrena que haremos el día que alguien llegue a atacar a alguien de la familia. Y pues, ya que tu invitas me tocará seguirte a donde sea que me lleves
