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Viento, marea, se mezclaban dando una combinación perfecta en las orillas de la costa. La arena mojada bajo sus zapatos iba y venía, pues las olas, con sus vaivenes repetían el ciclo una y otra vez.

Hace no más de unos momentos atrás, el barco se detuvo en busca de provisiones en una pequeña y cercana isla. Por ende, a excepción del capitán y algunos de sus allegados, estos se mantendrían a bordo del navío mientras que otros, recogían o cazaban la flora y fauna perteneciente a la ínsula.
 
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WilliamTurner · 31-35, M
Poco pudo hacer cuando su mano tocó su piel obligándole a asentir y mirarle de nuevo. Por alguna extraña y agradable razón sus labios esbozaron una sonrisa amplia de oreja a oreja soltando a la contraria.

Probemos en la parte trasera, al norte — Sugirió, más no ordenó, Elizabeth tenía la característica de ser talentosa y no dudaba que tendría alguna opción sobresaliente. — Pero, me gustaría saber su opinión, señorita Swann.

Su semblante, estaba más relajado. De nuevo, después de largos períodos de tiempo en que se encontraba cerca de la muerte, la tranquilidad le llenaba el corazón contradiciendo todo lo que sucedía.

Entonces pensó ¿acaso estaba sintiendo algo más que cariño por la joven? Tendría que ser una mala jugada de su mente. Se negaba a aceptarlo... pero sería en vano, tarde o temprano debería aceptarlo.
Consideraba que sería inútil pensar en cosas como esas, que eran simples ilusiones y que debía centrarse en su trabajo. Cuidarla.
ElizabethSwann · 26-30, F
[code]Aún albergaba la esperanza de que los demás tripulantes tuviesen mejor suerte en sus diferentes rutas. Por el momento, regresar al barco no parecía la mejor opción: ya se encontraban lo suficientemente lejos como para rendirse y regresar sin absolutamente nada.

Elizabeth soltó un profundo suspiro.

En ese instante, pudo percibir la inquietud de Will, y por su ceño fruncido, podía advertir que estaba buscando soluciones dentro de su cabeza. De pronto, su voz la tomó desapercibida.


No tienes que pedírmelo. Sabes bien que yo te seguiré, confío en ti...—Respondió en cuanto sintió aquellas manos posarse sobre sus hombros. Lo miró a los ojos y una sonrisa surcó sus labios—. ¿A dónde nos dirigiremos ahora, Mr. Turner?—Cuestionó al verlo girar el rostro, llevando una de sus manos hacia la mejilla ajena, invitándolo a mirarla una vez más.[/code]
WilliamTurner · 31-35, M
Eso parece, pero no podemos irnos sin nada. — Suspiró, abrumado.

Dio vueltas en la arena, pensando en las soluciones que ejecutaría. Pero no podía haber solución cuando tampoco se tenían opciones a la mano ¡Estaba decidido a hallar si quiera un poco de agua fresca!
Buscar otra isla cercana quizás sería más fácil en ese momento, el problema era que el agua que rodeaba las orillas era inmensa, a simple vista era obvio que embarcar un viaje tardaría días o incluso semanas.

Elizabeth, tendrás que acompañarme es preciso trabajar en equipo.

Tomó sus hombros mirando fijamente las pupilas de sus ojos. No cabía duda de que era ella quien en momentos tan difíciles como aquellos, le inspiraba a seguir adelante en una lucha constante. No era el mejor momento para comentarlo, sin embargo, sentía que en cualquier momento éste acecharía con salir de sus labios inesperadamente.

Abrió la boca, como si intentara decir unas palabras más. Rápidamente su rost
ElizabethSwann · 26-30, F
[code]Y quién diría que Elizabeth Swann —hija del gobernador de Port Royal—, ahora se encontraría navegando en aguas turbulentas con un grupo de despreocupados piratas.

No podía evitarlo, de cierta forma, como Jack lo había dicho alguna vez: no podría inhibir aquella ineludible curiosidad. ¡Ah! ¡El anhelo de la libertad! ¡El de hacer las cosas por voluntad propia! Y quizá podía añadir una pequeña pizca del receloso impulso de caer ante cierto egoísmo.

Cuando hubieron desembarcado, inició la exploración junto con William Turner, su tierno amor de la infancia.

Con la mirada, escrutó lo que lograba ver a la lejanía: todo lucía tan desolado. Dejó que sus pies la condujeran a los árboles más cercanos, sin embargo, tan sólo pudo escuchar el silbido del viento. Cualquier sonido proveniente de la fauna, parecía haber sido erradicado.

¡Aquí no hay nada! —Exclamó siguiendo sus huellas en retorno—. ¿Hemos llegado en un mal tiempo?[/code]
WilliamTurner · 31-35, M
Sus ojos buscaron furtivamente alguno de sus encargos. Pero lamentablemete, la presencia de algo tan típico como un par de cocos, cangrejos, peces o algas parecían nulos. Sin duda algo extraño, pues en El Caribe era lo que más abundaba, ¿entonces? ¿por qué se hallaban en una situación tan anormal?

¿Has encontrado algo?

Cuestionó, con un tono intrigado e incrédulo. Tal vez sólo era un poco de mala suerte, pronto confirmarían sus sospechas al comparar sus resultados con otros compañeros de altamar.

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