Le tomo por sorpresa ese beso, ante Vi era débil, sentía una gran necesidad de protegerla, deseaba estar para ella y que nada ni nadie le hiciera daño. Esos pensamientos quedaron a un lado cuando le sujeto de su rostro y le obligó a mostrar sus colmillos. Iba a reprochar, iba a gruñirle y molestarla como siempre pero sus palabras le tomaron por sorpresa. — ¿No lo soy ya? _ ladeó su cabeza y llevo sus manos a su cintura atrayendola un poco.

No sabía que respuesta iba a escuchar, pero su corazón dio un brinco en cuanto la loba pronunció aquéllas palabras. Nadie, ni siquiera Synne le había hablado con ese anhelo, dio un suave beso en su cuello, antes de separarse y colocarse frente a ella, alzó ambas manos para acunar su rostro entre sus palmas, y a la fuerza hizo que mostrara sus colmillos, molestándola. —¿Sabes? Yo si deseo que seas un lobo, tan feroz que cualquiera que piense siquiera en lastimarme tiemble de miedo al saber que tendrá que enfrentarte.

Ese movimiento por parte de Vi le tomo por sorpresa, se quedó quieta y agachó la cabeza junto a sus orejas. Synne era despreciable, disfrutaba humillarla en cada oportunidad, por lo menos no sospechaba de lo que había sucedido entre ellas. Suspiró pesadamente, se encogió de hombros. Resultaba tentador irse, sin embargo aún y cuando esa mujer que le sostenía perteneciera a Synne, había forjado un vínculo, no podía simplemente irse, abandonarla. — Voy a protegerte...por eso no me voy. —

Eso lo explicaba todo. Sabía que las cosas entre ella y Synne no funcionarían, Kate no era alguien a quien se puede dominar fácilmente, pero a su 'dueña' le gustaban los retos, las criaturas difíciles, obstinadas, seguramente veía todo aquello como una diversión. Mientras la loba se quejaba y caminaba como si estuviera enjaulada, de un lado a otro, Violet cerró la puerta con seguro. Después, se abalanzó contra ella, rodeándola por la espalda con ambos brazos, en un intento por tranquilizarla. Podía ser un juguete nuevo, pero si se pasaba de la raya, Synne se desharía de ella sin titubear. —Calma, lobo feroz... recuerda que la paga es buena y además te aburrirías sin mi encantadora compañía.— Presionó suavemente su cuerpo contra el de la castaña, hizo una breve pausa. —Si en realidad detestas tanto este trabajo puedes renunciar... no nos debes nada.

Bufó y se dió la media vuelta, no tardó en comenzar a caminar de un lado a otro. Estaba más inquieta que de costumbre. — Hoy me encontré con esa mujer. — Apretó su mandíbula, había sido humillada, tratada como un simple perro. — Y estoy harta de que me traten así. — Mostró sus caninos al apretar sus dientes. — Si lo que quieren es un lobo al cual temerle, eso debo ser, ¿No?.

Apretó los labios, en realidad sentía una punzada en el pecho cada vez que la trataba de ese modo. Carraspeó, soltando un suspiro para tranquilizarse. —Bien... aparentemente estás de malas hoy. ¿Hay algo que deba saber?— Inquirió, haciendo de lado el tema de los supresores, no era algo que deseara hacer... aunque para la loba era otro más de sus comportamientos duales e incomprensibles.

De haber querido ya lo habría hecho. Hizo una mueca antes de retroceder y cruzarse de brazos. — Siempre tienes la mano puesta en ese control. Si quieres alejarme toma tus supresores, y limitante a solo darme órdenes y ya. — Se encogió de hombros, no se encontraba de buen humor.

Tragó saliva, y aunque su mirada se notaba nerviosa no se movió, tratando de no mostrar el temor que sentía cada vez que ella la molestaba de ese modo. —¿Qué podría pensar más que quieres atacarme, si te la pasas gruñéndome, y esos colmillos...

— ¿Me temes no es así?. No dejas de mirarme todo el tiempo como si fuera un depredador esperando el momento oportuno para atacarte. Después de todo, sigues desconfiando en mi. —