Apretó los labios y quizás por primera vez estaba de acuerdo con ella en algo. No debían hablar sobre eso, era su secreto y no debía volver a repetirse. Asintió, esa expresión llena de angustia en Violet fue suficiente para entender el problema en el que se había metido. Ahora se preguntaba...¿El hecho que trabajara en ese lugar la convertia también en posesión de esa mujer de la que todos hablaban?. Eso acabaría muy mal de ser así.

No tenía idea de lo que decía. Synne podría ser tan fría, cruel y precisa como una serpiente a la hora de castigar conductas que le parecían reprobables, era una de las muchas razones por las cuales era tan temida y respetada. Negó, no podía evitar sentirse angustiada y que sus expresivos ojos lo reflejaran. —No sabes lo que dices... además, también fue mi culpa, yo dejé que... yo...— Cerró el puño de la mano vendada al recordar esa extraña noche, el dolor evitó que se perdiera en esos pensamientos. —No diremos nada. Simplemente actuaremos como si nada hubiera pasado, ¿Crees poder hacer eso?

Eso lo sabía bien y cuando fuera presentada ante su empleadora temía que sucediera lo peor. Guardo silencio un momento, mordió la.punta de su pulgar pensativa mientras miraba fijamente la ventana de esa habitación. — Aceptaré mi castigo. — sin mirarla añadió, dentro de ella un millón de sensaciones se descontrolaban, no estaba segura si era lo correcto o si al menos valía la pena pero si no había vuelta atrás no podía negarlo y agachar su cabeza. — Perdí el control. Es lo que se debe hacer. — Apretó su mandíbula, no podía ser nada bueno a final de cuentas.

Movió su cabeza de lado a lado, negando. —No seas tonta, ella no me haría daño. — No lo podía ver de ese modo... —No ha hecho más que cuidar de todas nosotras, darnos un techo, me ha convertido en una princesa, solo mira a tu alrededor.— ¿Pero a cambio de qué?... ¿de tanta soledad?... Kate no sabría sus verdaderos sentimientos. —Pero no le gusta que las cosas se salgan de su control, tampoco... que toquen sus posesiones...— Abrazó ambas piernas, mordiendo ligeramente su labio inferior dejó de mirarla. Sabía que ambas estarían pensando en lo mismo, una situación que aunque lo hubiesen intentado, no habían podido evitar.

La forma en la que se lo dijo le hizo sentir escalofríos, esa advertencia era mas que suficiente para saber exactamente a qué clase de lugar había llegado. No sabía por cuánto tiempo podría soportar acatar las órdenes de una alfa mas. Suspiró, su expresión se volvió por demás seria. — Ella... ¿Te ha hecho daño? — era imprudente mas no estúpida, sin embargo su autocontrol dependía de muchas cosas.

Apretó los labios ligeramente y llevó su mano izquierda a la que estaba cubierta de vendas. No respondió en primera instancia, en realidad no sabía si era correcto que la loba mostrara esa curiosidad que dentro de la mansión era peligrosa. —Es cierto, no hay mucho qué hacer.— Quizás el encuentro con Synne sería sorpresivo para ella, sabía que la dueña de la mansión podía imponer con una simple mirada... pero era incierto si esa loba estaba dispuesta a acatar ordenes directas de su empleadora. —Solo no la hagas enfadar, mires lo que mires y escuches lo que escuches, no la cuestiones.— Sonaba más seria que de costumbre, no era secreto para los habitantes de la mansión que a su señora le gustaban las cosas tal y como ella lo predisponía.

Cruzó una pierna sobre la otra y enseguida sus brazos, presto en todo momento atención a los movimientos de Vi. — He notado que miras mucho por ahí. Bueno no hay mucho que hacer en esta habitación...— No entendía como es que la dueña podía encerrarla de esa manera pero los demás fueron claros al advertirle que era mejor no entrometerse o pagaría las consecuencias pero su perspectiva de vida distaba mucho de lo que veía día a día en esa mansión. — Escuché que la señora vendra pronto, que estaba en un viaje. ¿Cómo es ella?, ¿Algún consejo?

—Está rico.— Dijo después de terminar el dulce. No esperaba que la loba se acercara a ella, por lo que terminó completamente recargada en la ventana, con su vista puesta en el jardín, más cayó en cuenta cuando escuchó el sonido de la silla que acomodaba junto a ella, dando un ligero respingo se giró hacia ella, frunciendo el ceño ligeramente, estaba a punto de reclamar que no estaba haciendo su guardia correctamente, más su pregunta la tomó desprevenida... —N-No...— Titubeó. —¿Por qué lo habría?...

Suspiró pesadamente y tomo una silla que acercó al lugar de la coneja. — ¿Te ha gustado? — le miró expectante, asomando sus orejas entre su cabello alborotado. Le costaba hablar con ella y mucho, algunas veces pasaban el tiempo en silencio y resultaba molesto, era su guardiana pero tampoco quería que siguiera teniendo esa expectativa horrible de ella. — ¿Hay algo que te moleste? — se estiró un poco mirando por la ventana. Creía que ahí encontraría algo, aquello que le hacía sentir así.

Tomó con cuidado el dulce. Que molesta era esa incertidumbre, era desconfiada, como un conejito asustado, encerrado entre cuatro paredes, le dedicó una mirada a la loba antes de que sus pupilas se fijaran en la mitad de la golosina que estaba entre sus dedos. —Gracias...— Dijo un tanto desanimada, en verdad le habría gustado poder disfrutar ese obsequio, más estaba acostumbrada a que le sirvieran por lealtad o por obligación, o a que la complacieran esperando obtener algo de ella.