Extendió su mirada por esa hermosa mujer que le hacía suspirar por cada tacto, sobre todo esos labios suaves que trazaron un camino por el cuerpo de la rubia. Comenzó a abrir su camisa, sin pena y con cierta rapidez para así contemplar el pecho que le provoca sonreírle.
— Si me deseas mucho, significa que mi hechizo funcionó...
Una inocente broma antes de buscar su boca y fundirse en un caluroso beso.
Quedó más cerca de la piel de la mujer, Devana olfateo su piel, ese olor característico de la mujer le encantaba. Dejo besos traviesos y suaves por su vientre subiendo hasta el medio de sus pechos.
— Yo también te extrañe... Mucho ~
Deja un recorrido con su lengua por las clavículas de la mujer dejando besos seductores cerca del cuello ajeno.
La misma sonrisa provocadora se mantuvo en sus labios al jalar de Devana. Le había tomado por la camisa, a la altura de la cintura y con la tela en sus dedos la atrajo más sobre su cuerpo semi desnudo.
Devana la mira con mucha lujuria, aprieta más sin quitarle tanto aire, solo el necesario como excite. Se muerde sus labios pasando con su otra mano libre en caricias a esas caderas pronunciadas en la rubia.
— Tan provocativa... ~
Deseaba Romper la cama con ella, quería hacérselo duro y sin piedad.
Retenida por su propia voluntad bajo las caderas de Devana estaba encantada con la presión en su cuello.
La seductora enfermera arqueaba su espalda bajo las sábanas de seda, sus ojos azules fijos siempre en los contrarios. Sabía que ese gesto tan sencillo e "inocente" como morderse el labio era un activador de la lujuria en la joven de cabellos oscuros.
Estaba encima de ella pasando su mano por el cuello ajeno apretando despacio, mira como la rubia se muerde su labio. Devana estaba anonadada con la vestimenta y lo lujuriosa que se veía su chica.
