Zora no podía ver a Vanya pero si la sentía por el tacto que a veces Vanya le brindaba ¿Estaría nerviosa, curiosa?.
"—Son fanáticos que se entregan a estos sacrificios, son como un regalo para nosotros aunque ellos no lo entiendan. Nos alimentan en su ignorancia y fanatismo"
Los lobos se fueron marchando en manada, las pisadas de todas esas bestias eran como terremotos de bajo alcance que se sentían en aquella tierra. Zareth corría fuerte en conjunto con sus familiares, era una corrida de bestias con colores llamativos por sus marcas que los caracterizaba. Zora estaba cuidando de Vanya y su velocidad para que se sostuviera bien.
"—Sujetate"
Cómo un arco llamativo de monstruos en seguidilla, saltaron de a seis metros un barranco. Las patas de la platinada se apoyaron al tocar nuevamente tierra para continuar. Tras trotar por minutos largos a lo lejos con humo, yacia un grupo de personas al rededor de una fogata.
"- ¿Son ellos?" "- Si, hay que acabar con todos" "- Son traidores!"
Hablaban entre ellos sobre ese grupo de fanáticos que adoraban a su padre Fenrir "Ilusos" decían otras bestias pero lo mejor de la mente humana es que ellos mismos creían en ser sacrificio para Fenrir.
El resultado de ese encuentro dejó a Vanya con sentimientos contradictorios, y no deseaba sentirse así en aquel momento. Los familiares de Zareth traían tanta fascinación como ella misma, al verlos en grupo, la rubia experimentó miedo y euforia. Era muy tarde para irse, tampoco lo deseaba por completo.
Sus manos dejaban caricias indefinidas sobre el pelaje de Zora. Inclinó su cuerpo sobre el lomo de la bestia, tratando de alcanzar una de sus orejas para susurrar.
— Si me amas como dijiste, no me dejes morir esta noche. Porque tengo una mala sensación, pero ansío verte cazando.
Ambas podrían escuchar la conexión que Zora le había permitido a Vanya con el resto.
"— Alguien que amo señor, la traje conmigo para esta noche"
La mirada de todas esas bestias se fijaron en Vanya juzgandola.
"- Si confías en ella, que sea bienvenida a la cacería"
En segundos largos y silencio, los lobos elevaron sus trompas al cielo para generar un aullido fino y liso grueso, como un cantico, era el inicio de la cacería.
Un aullido grueso casi gutural se escuchaba a las lejanias del sitio, esa zona montañosa retirada donde era obvio, algunos descendientes estaban reunidos. Zora había corrido con Vanya encima por todo ese sendero al haber descendido del cielo por sus salto, el sonido de sus patas pesadas al trotar por la tierra fresca se escuchaban. Vanya se veía como una reina, la reina de los descendientes de Fenrir encima de aquella bestia que le transportaba.
Estaban más cerca, se podía sentir la emoción y los corazones latentes por aquella reunión, los aullidos guturales y graves eran más cercanos, erizaban la piel de cualquiera que estuviera cerca.
Zora se detuvo derrapando con sus patas, estaban al frente de todos quienes le miraban, bestias hasta las grandes que ella en cuerpo, eran monstruos peludos y con enormes dientes, ojos brillantes y todo el aura de terror que alguien pudiese imaginar.
La experiencia de acompañarla en ese andar tan elevado era sin dudas, una de las mejores sensaciones que físicamente había experimentado. Ella usaba sus palmas para afirmarse en el lomo de Zora, sin jalar su pelaje. Era cuidadosa porque respetaba y agradecía la invitación a ese viaje de cacería.
— ¿Hacia dónde? Oh mi niña, ¿no sería más sencillo para ti simplemente seguir tu olfato y encontrar el camino? Porque yo no percibo nada...
Vanya movía su cabeza entre sendero y sendero. Entendía que Zareth deseaba eso, dejarla elegir. Por eso alzó su índice y señaló el camino izquierdo, esperando tener suerte.
Un gran salto había dado, Vanya podría sentir como si volará, las patas enormes de aquella bestia se habían afincado en la tierra para volar por esas montañas. Se veía la distancia que les separaba del suelo en aquello luna rojiza.
"— Mira las nubes cariño ¿Alguna vez lo soñaste? Atravesar una"
La velocidad y el viento que daban en ambas, ese excite por la altura, era adrenalina y calma. La noche con brisa helada, pero el pelaje de Zareth que podía brindar calor en el cuerpo que estaba encima, era como si todo estuviera perfectamente planificado. Iba cayendo al suelo, la rubia sentiria ese cosquilleo en su vientre, nuevamente la bestia se apoyo en la tierra para dar otro salto prolongado en el aire.
"— Dirige mi camino Vanya Walker ¿Hacía donde vamos para saciar mi hambre?"
Muchos caminos estaban alumbrados ante los ojos de la rubia, ella ahora decidiría el camino de ambas.
El ofrecimiento era imposible de rechazar. Vanya no se cuestionaba cómo o porqué oía la voz de la mujer bestia en su mente, o el motivo por el que su visión de repente era tan nítida; ya había experimentado tantas vivencias inusuales que esa no le traía desconcierto.
— Tienes mucho espacio aquí.
Comentó con una breve y alegre risa, eligiendo trepar por su pelaje hacia el lomo. Con un poco de esfuerzo logró hacerlo y allí, en esa nueva posición comenzó a dejar caricias en la suavidad de Zareth, con ambas manos.
— ¿Iremos con los tuyos? Zora, qué agradable noticia. Luego de tanto tiempo en el castillo te hará bien encontrarte con ellos.
Detuvo las caricias, afirmando las manos en ese cuerpo grande para anunciar tranquila.
La única forma de tener comunicación con otro era el estar vinculados de alguna manera, Zareth lo estaba con Vanya por eso la mujer podría escuchar la voz de Zora en su cabeza.
"— Tengo espacio en mi lomo para que te subas cariño"
Se acostó ese pesado cuerpo, afelpado bajando y apoyando su menton al suelo, para que aquella mujer decidiera por dónde subirse, si por su hocico enorme o por el pelaje que daba en todo el espacio.
"—Iremos de caza, tienes la visión de ver los caminos a los que iremos y reuniremos con mis familiares, Vanya, me es grato mostrarte otra parte de mi"
Zareth la había bendecido con esos ojos que ahora podían ver los caminos de colores que tenía Zora en su cuerpo. Tendría la misma visión que sus hermanos descendientes. Aún esperaba que ella se montará, quieta y obediente.
La fascinación fue inmediata. Al verla pasar de su aspecto ordinario y humano, a una criatura cuadrúpeda y de tamaño increíble, Vanya no pudo disimular su amplia sonrisa, cubriéndose la boca con ambas manos como una joven inocente que descubría una maravilla en medio de la noche.
El miedo no se hizo presente ni una vez. No se sentía en peligro, irónicamente. Porque si había experimentado temor cuando Zora realizó actos en contra de su voluntad siendo "normal".
— La Luna es una bendición para ti.
Exclamó al descubrir sus labios y balancearse hacia adelante. ¿Le habría escuchado? Mejor elevar la voz.
— ¡Esta es tu mejor versión, querida Zareth! ¡Me encanta!
