— Te deseo cada segundo del día — Susurró cerca de su oído, más para molestarlo que por intentar seducirlo. El momento, aunque fuera una de esas ocasiones donde podía estar por horas jugando con Varick a un estira y afloja, no era precisamente el más indicado. — No he revisado la cuenta de la Orden, no sé si haya fondos. — La última vez que había revisado, estaba en ceros. Justo esa había sido la señal que esperaba para confirmar su ruptura con sus amigos. Suspiró pesadamente, mirando por la ventana — Seguramente nos darán efectivo al bajar del avión. Tenemos los boletos, ¿no es así?