—Al menos se fue.

Dijo, y tomó la manija de la puerta para cerrar por dentro. Un sólo descuido más y ella habría visto la evidencia.
La imagen de Rafael no podía ser dañada, así que en la noche cuando nadie viera exportaría el cadáver a las afueras de la ciudad. Debajo de su cama no era un lugar muy seguro para tenerlo.

-La puerta estaba abierta... pero bueno, como sea, lo siento-

Hizo una mueca de decepción, pero dado que no había nada más que hacer procedió a retirarse, no iba a insistir cuando era obvio que no conseguiría nada.

—No.

Sentenció firme, clavando una fría mirada en la mujer. Fue hasta el borde de su cama en dónde dejó su rifle.

—Y debes aprender a tocar la puerta antes de entrar; hay algunos que disfrutamos tener algo de privacidad.

-¿Y perderme el espectáculo? Vamos Raphael, solo déjame mirar un poco-

—¿Qué haces, Cetus? Deberías saber que no me gustan los mirones.

-La espectadora con palomitas (?)-