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𝘐 𝘢𝘮 𝘯𝘰𝘵 𝘢 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯, 𝘐 𝘢𝘮 𝘯𝘰𝘵 𝘢𝘯 𝘢𝘯𝘪𝘮𝘢𝘭, 𝘐 𝘢𝘮 𝘯𝘰𝘵 𝘢 𝘮𝘢𝘤𝘩𝘪𝘯𝘦. 𝘞𝘩𝘢𝘵 𝘢𝘮 𝘐? 𝘐 𝘸𝘢𝘯𝘵 𝘵𝘰 𝘬𝘯𝘰𝘸...
 
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Después de seguirlo se encontró con la aclamada señorita; preciosa a la vista y con una potencia de luces que comprobó de inmediato cuando Karasu la encendió. Nüying pasó a un lado del vehículo y estiró su brazo para tocar el metal de este, acariciándolo y sintiendo la frialdad que emanaba. Se moría por conducirla.

Hemos sido compañeros por un largo tiempo murmuró antes de sentarse detrás de él al fin y agarrándose de los laterales de la moto. ¿Crees que podría conducirla alguna vez?
El nombre la hizo esbozar una media sonrisa que no le hacía justicia a la emoción que se aconglomeraba en su pecho. Lenore, de todos los condenados transportes que empezaron a andar por la tierra las motocicletas clásicas eran las únicas que Nüying admiraba; tal vez era por el hecho de que eran estéticas y lucían poderosas a la vista, o por la libertad y por el ruido fuerte que hacían, quién sabe... Le recordaban un poco a su propia raza. Irónico, ¿no?

Claro que las traigo alzó los brazos y los agitó levemente en el aire para darle a entender que todo estaba bien implementado dentro de su cuerpo. Desde hacía mucho tiempo ya que no utilizaba armas externas, pues estas no eran cómodas cuando salía de cacería.
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Con un movimiento de cabeza le pidió que lo siguiera —¿Traes tus armas?— le cuestionó, para saber sí tiene que prestarle algunas, aunque el Cuervo es famoso por usar solamente armas blancas, nada que conlleve el uso de plasma o plomo. No tardaron mucho en llegar donde Lenore, aparcada en la seguridad de un callejón, donde su pintura mate parece camuflarse con las sombras. Fue el primero en subirse, sacando con un golpe de su talón el tripie de metal con el que la motocicleta se mantiene estable. —Vamos, hoy vas a viajar con estilo— encendió el faro delantero, una incandescente luz halógena amarilla que golpeó la figura de la mujer. Un tipo de iluminación bastante diferente a la luz neón y la luz led de los vehículos modernos.
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—Por supuesto que traje a Lenorerespondió. A Seiji no le gustaba el transporte público, ni las masas frívolas aglomeradas en el interior de los subterráneos y los autobuses, por lo que siempre viajaba a lomos de su antigua motocicleta Lenore; una Harley Davidson Low Rider 1980, una reliquia de un siglo en donde el diseño aún tenía personalidad.

—La deje unas calles adentro. Supuse que sí me acercaba demasiado con ella, captarías el olor de la gasolina en el aire.— El combustible fósil, aunque se seguía comerciando para los coleccionistas de autos clásicos, ya no era popular, habían sido desplazados por la industria eléctrica, así que no había forma de mimetizar sus emisiones con los olores típicos de la ciudad, una desventaja bastante precisa cuando se trataba de sorprender a un ente con el olfato de un sabueso.
. Revisemos cada lugar por secciones, primero las cloacas de aguas residuales, después subimos a los muelles... ¿Has traído transporte? soltó su cabello y lo miró con cierta inocencia y brillo en los ojos, cambiando su expresión parca en esa fracción de segundo. Todos sabían que Nüying prefería correr por los tejados pero siempre se subía a los transportes ajenos cuando tenía la oportunidad; sobre todo para guardar energía y, en el caso de Karasu, porque adoraba su motocicleta a tal grado que oler a cigarro era un pequeño precio a pagar.
Pese a que el comentario de Karasu fue más bien burlón, para Nüying tuvo bastante sentido la idea de un cocodrilo en las alcantarillas. Autómatas. Su "creador" había estado experimentando con más formas animales después de ella... Por lo que era posible que si todo estaba conectado el asesino poseyera rasgos de bestia también. Silver Fox sintió un deje de pena por aquel sujeto; después de todo, pocos conocían el miedo que el abandono y el descontrol traían consigo.

Pese a que él terminó su cigarrillo el olor fuerte del tabaco persistió. Siempre que estaba cerca de Karasu su pelo acababa oliendo a Marlboro y las personas la tomaban por fumadora debido a ello Así es. Los animales pocas veces se aventuran a salir de su lugar de caza. Regularmente lo que los impulsa a alejarse es la falta de alimento o que otro animal los amenace tomó un mechón de su melena negra y lo olisqueó. Sí, se le había pegado otra vez
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—Todos los asesinatos han ocurrido en la zona sur de la ciudad, cerca del desembarcadero— explicó brevemente. El cigarrillo en sus labios se había consumido, y solo quedaba un pequeño fulgor sobre el filo de la colilla, así que la escupió y luego la pisó, meneando la suela de su zapato en un suave vaivén— Normalmente los asesinos buscan zonas lejos de su hogar para cometer sus crímenes, y evitar una triangulación que facilite capturarlos, pero el comportamiento animal es diferente ¿No? Los animales cazan dentro de su propio territorio— con la información que ella le dio, concluyó que el asesino debía tener su guarida cerca de donde devoró a los vagabundos, en esa red de aguas residuales, o tal vez en los muelles cercanos en donde desahogan las cloacas de la ciudad.
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—...Las cloacas...—dijo Seiji, al tiempo que saboreó una segunda calada de su cigarro; un Marlboro rojo, de aroma bastante fuerte. Pocas eran las parias que lograban escapar al contemplativo ojo de sus aves negras, siempre vigilando, siempre acechando, en búsqueda de los cruentos crímenes que se cometían al amparo de la noche. No obstante, el alcantarillado era una de las áreas de la ciudad en donde la aparente omnisciencia del vigilante tenía un punto ciego letal.

—¿Una especie de cocodrilo asesino?—cuestionó con una sonrisa sarcástica. Era la única leyenda urbana que le faltaba a la ciudad, en donde todo tipo de "freaks" parecían converger. El osado samurái de pelo negro asintió a la pregunta final de su acompañante, y le lanzó una mirada en donde sus ojos brillaron con cierta furia acumulada.
Nüying mantuvo una expresión parca en todo momento; empero, fue su mente la que divagó rápidamente a aquel día en el que perdió el control de sí y atacó al hombre que prácticamente la había "creado". ¿Cyberpsicosis o regresión a su naturaleza original y salvaje? No sabría decirlo en realidad, la línea entre ambas cosas estaba difusa y era mejor guardarse el secreto de ello para sí misma en un mundo donde los cyberpsicoticos estaban condenados.

Sé lo que quieres preguntar, así que te responderé de una vez[i] tomó una bocanada de aire, pero fue el humo del tabaco lo que recibió; sin darle importancia a esto, dio medio giro sobre sus tobillos y lo encaró. [i]Es probable. Él hizo al menos a cinco más además de mí, pero he estado rastreando a este sujeto y se mueve por el alcantarillado, parece que conoce bien esta ciudad. ¿Qué dices?, ¿salimos de cacería?
Karasu poseía una voz característica que te golpeaba los tímpanos por ser tan contundente; sin embargo, para Nüying aquel timbre se le antojó suave como el viento frío que jugaba entre su pelo y fue por ello que no se giró a encararlo en el rato que a él le tomó posicionarse a su lado. Existía una confianza implícita que le permitía tener deslices como ese, ¿o había mayor prueba de fe que darle la espalda desprotegida a quien se le conocía bien por ser un diestro asesino? La respuesta era obvia y se volvía más importante tras todo lo que la Huli Jing había vivido y perdido por creer en quien no debió.

Se respetó el silencio entre la pregunta lanzada y el tiempo que le tomó a Karasu obtener su vicio, alargandose solamente para poder apreciar bien los detalles del caso que le traía.

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