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User1580805 · F
Llevaba en la boca un muslo de pollo que su amigo el monje había cocinado para ella. El sabor no era por completo de su agrado, ya que sus papilas no estaban acostumbradas a las especias que le daban "más sabor a la carne", pero toda comida era bienvenida tras la escasez de animales y su inconveniente forma semi-humana que le dificultaba cazar y correr como antes.
"Me iré a la ciudad. De todos modos la urbanización pronto va a consumir lo que queda de estas tierras. ¿Tú qué harás?"
"Sobrevivir."
El plan era volver a su guarida para pasar ahí la tarde y reflexionar sobre lo dicho por el monje; sin embargo, el destino tenía otros planes.
—¿Vastaya? —dejó caer su comida al pasto en cuanto abrió la boca para hablar. Cada uno de sus sentidos se alertó y le advirtió del peligro, siendo la hoja brillante de la guadaña lo que terminó por hacer que diese dos pasos atrás. ¿Era un cazador de la ciudad?—.
"Me iré a la ciudad. De todos modos la urbanización pronto va a consumir lo que queda de estas tierras. ¿Tú qué harás?"
"Sobrevivir."
El plan era volver a su guarida para pasar ahí la tarde y reflexionar sobre lo dicho por el monje; sin embargo, el destino tenía otros planes.
—¿Vastaya? —dejó caer su comida al pasto en cuanto abrió la boca para hablar. Cada uno de sus sentidos se alertó y le advirtió del peligro, siendo la hoja brillante de la guadaña lo que terminó por hacer que diese dos pasos atrás. ¿Era un cazador de la ciudad?—.
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