— ...es peculiar —elevó una ceja, pensativa, haciendo un esfuerzo sobrehumano por no reír—. Sólo es mitad negro, también pudo ser Blanco, ¿no? —la risa se le escapó al ver al animalito patear con insistencia, hasta que volvió al suelo. Entonces la pelirrosa se fue agachando también, quedando en cuclillas frente a la criatura cuando empezó a... hacer eso. Rió un poco más fuerte, señalándolo—. ¡Parece un tornillo!

Es buen nombre, no? — Sonrió dejando ver sus caninos puntiagudos, el gato al sentir el dedo de la pelirosa comenzó a patear con sus patas traseras.— Ya, ya.. — Lo balanceó unos segundos y lo dejó en el suelo, el mínimo lo miro con sus grandes ojos amarillos y sin motivo aparente se giró sobre el suelo dando una vuelta.—

— ¿Negro? Me suena muy familiar —sonríe enternecida, ladeando ligeramente la cabeza mientras observaba al felino. Acercó el índice a la barriguita del gato, apenas presionándolo un poco para no incomodarlo.