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Hvitserk · 22-25, M
Iré a pie. Resignado, siempre (o al menos en la ultima temporada) se tuvo que mover así, caminando con su escudo a cuestas por aquel lugar tan oscuro, teniendo por remedio el tener que ir atemorizando a todo animal que se encontrase, o que intentara acercarse de alguna manera. Resopló resignado, mientras veía hacía la mujer arribas del caballo ¿Que otra opción tenía? Ninguna, caminar le quedaba, pero al menos una brisa de sensación distinta le recorría, no iba a caminar solo, estaba acompañado por un caballo que iba a pisarle y una mujer, mujer de su misma especie, de su misma naturaleza al final. No pudo evitar sonreír por lo bajo, era la primera alegría que tenía en mucho tiempo. Dicen que tenemos que ir hacía el Sur.
- Que sea un caballo no significa que deba hacerte caso en todo lo que le pidas. - dijo, seria, casi como una advertencia a aquel muchacho.

Desaprobaba lo dicho, era evidente, mas, prefería esperar a sus acciones. Viéndole, supuso que el caballo poco se alarmó al notar más bien una caricia, aunque si trató ver de quien se trataba. Justo donde el hombre acarició la piel del animal se contrajo, un escalofrío seguramente.

- Mientras no te pongas detrás, dudo que te pegue una patada. - la muchacha sonrió a medias, encogiéndose de hombros - Como mucho tal vez te pise sin querer. De momento te recomendaría no montarlo, al menos hasta que te tenga confianza. No sé si quieras seguirme a pie si es que realmente quieras seguir conmigo... O a lo mejor ya tengas un caballo, ¿tienes un caballo?
Hvitserk · 22-25, M
¿Todo...masticado? No entendió aquella metáfora, haciéndole alzar sus cejas rojas con sorpresa, como solo podía hacer el escudero. Con algo de torpeza se pasó de caminar a casi dar zancadas rápidas, feroces. Más que simpático parecía cuidadoso en cada paso, asumió en instantes esa idea de que se sentía confundido al máximo. Es un caballo, debería obedecerme.

Como cualquier humano haría, intentó alzar su palma para intentar acariciar el cuerpo del animal, por lo general su esencia draconica mostraba una faceta siempre activa y agresiva, como si se pudiera permitir ver a un depredador hambriento que se escapaba con furiosas mandíbulas, aunque solamente con el cuerpo de un grandulón de ojos muy abiertos que parecía tenerle más miedo al caballo que a otra cosa. Como me ponga una patada...
- No te lo voy a dar todo masticado, creo que no hace falta siquiera que te lo diga. Además, puedes ser lo bueno que quieras escuchando, pero si no lo llevas a la práctica de nada te sirve. - hablaba Kaðrina, aunque las expresiones fueran totalmente las de la bestia.

El tono de la humana no transmitía nada concreto, mas, la bestia que le sonreía al hombre de manera simpática por momentos, con ganas de jugar y ojos curiosos. Esa misma bestia que también él tenía, cosa que ella había confirmado con solo sus palabras y par de acciones, aunque, en el caso de él, parecía esforzarse en ocultar.

- ¿Crees que un caballo confiaría o dejaría que se le suba alguien que no sabe ni qué quiere hacer? Para montar tienes que estar seguro de lo que haces, si no lo estás pues es normal que se aleje. - ahí fue que volvió a acariciarle el cuello al animal, palmeándolo en momentos - Si les transmites confianza ya tienes parte del trabajo hecho.
Hvitserk · 22-25, M
Porque quizás un día pueda entender que no lo es, pero no puedo hacerlo solo. No tenía orgullo de esas cosas, cualquiera diría que su pueblo le había engañado y no le había enseñado de las disciplinas del honor, pero no, finalmente le había dado por lanzar un gran suspiro. Pues lo que si tenía era vergüenza, aunque la expresó con una sonrisa algo tímida mientras se rascaba la nuca por detrás de los cabellos rojos, los colmillos sobresalían de la misma forma que en ella, solo que de manera algo tímida y tonta. Soy bueno escuchando y malo hablando, puedo callarme. Aceptó, más la vergüenza iba por otro lado. Claro que se montar, pero los caballos me temen, no dejarán que me acerque ¿No ves? Él no quiere, me teme.
No quitaba los ojos de aquel hombre, menos aun cuando se acercó. El animal saltó dentro de ella, mientras que el caballo, quien no parecía alcanzar a acostumbrarse su presencia, se removió en el lugar.

Una vez habló él solo se encogió de hombros, no tenía más respuestas a lo que el parecía decir. Atenta a sus acciones, ladeando su cabeza con duda, acabando por asentir ante su pregunta, mas, la petición fue la que le desencajo.

- ¿Por qué ayudaría a alguien que ve a Ýrr como una maldición? ¿Por qué lo haría con alguien que parece ido y no parece escuchar? – su expresión se mantuvo seria.

Eso eran cosas que había entendido de él, pero el dragón le traicionó. El cuerpo no le obedeció en cuanto se echó hacia delante en el caballo sonriendo, dejando ver los colmillos por un momento y los ojos que brillaban, palmeando su cuello.

- ¿Sabes montar?
Hvitserk · 22-25, M
palabras. Lo siento, yo no quise decir eso, es distinto...Pero tengo preguntas, si, las tengo... Intentaba encontrar que su escudo se pusiera de lado, casi como protección aparente (no sabía de que). Quiero aprender a vivir con esto...No se cuanto tiempo pueda vivir sin morir, los dos estamos en la misma Compañía después de todo ¿No? Enséñame.
Hvitserk · 22-25, M
... No sabía como responderle, su estirpe lloraba con fragor de fuego con solo estar cerca de ella, pocas veces sentía esa anarquía interna tan marcada: La de un dragón curioso, la de un dragón enfadado que quiere salir a volar y ser libre. Ambos eran prisioneros el uno del otro, mientras reemplazaba su enojo con frustración o al revés, lo mismo le producía al caballo quizás. Se puso en marcha para quedar en la cercanía, evitaba todo el tiempo mirarle pues temía que su propio fuego encastrado en los ojos le quemase o le produjera un daño alguno ¿O el no podría controlarse, acaso? No lo sabía, pero si sabía que tenia que hacer para poder seguir viviendo. Era el canto de su pueblo en su interior el cause de su accionar, caminó unos pocos pasos con timidez de su férreo cuerpo donde las escamas nacían por su cuello disimulado por sus mechones rojizos, su mano libre acarició la joven barba que tenía mal recortada y necesitada de ajuste. Suspiró, mientras intentaba encontrar las...
Aprende a controlarte y aprende a vivir de esta forma. Cuanto antes lo hagas, mejor. A no ser que quiere acabar sin cabeza o como armadura o arma para un tirano.
- No hay pero que quien no quiere ver. - repitió de nuevo, solo le bastó oír aquella primera frase para asentarse en lo que tomó como cierto.

Miraba hacia abajo, hacia el chico con las riendas cortas aun en sus manos mientas que el caballo solo parecía estar cada vez más y más incómodo junto al varón. Algo que distaba mucho de el animal dentro de la muchacha, el cual miraba atento, despierto de nuevo a cualquier cosa que hiciese él.

Los ojos de ella brillaban, pero no parecían hacerlo tanto como los de él y cuando le volvió a oír, cuando vio como le señalaba ella solo alzó la cabeza. Altiva, pero sin alejar sus ojos de aquel igual a medida que una sonrisa que dejó ver sus colmillos le regaló. Casi retando a aquel muchacho.

El shire se removió en aquel lugar, queriendo comenzar a andar de nuevo. Una pequeña y única presión fue necesaria en la barriga del animal para que volviese a estar quieto.

- Ni tú de lo que yo, pero eso poco me importa y menos te tendría que importar a

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