26-30, M
ʜᴀʟғ ᴍᴀɴ - ʜᴀʟғ ᴅᴇᴍᴏɴ - [ ONLY RP ]
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R1577283 · 22-25, F
–Inuyasha.. Cuide mucho a Kagome ¡Porfavor! 😊
User1577319 · 56-60, M
— Mi próximo objetivo serás tú, mitad demonio.
moroha · F
— ¿Qué se siente ser defendido por mí, eh, eh? {?} —
User1572839 · M
User1572839 thinks you are Adventurous.
KagomeHigurashi1566345 · 18-21, F
KagomeHigurashi1566345 thinks you are Adventurous.
moroha · F
moroha thinks you are Impatient.
moroha · F
— ¡Heh! Estás mintiendo — Cruzó los brazos y los llevó por detrás de la nuca, posterior a guardar a Kurikaramaru en su funda. No era el primer ni último contendiente que intentaba confundirla con la escasa o nula información de su persona. Moroha, a sus 14 años, se había enfrentado a toda clase de criaturas y, por lo tanto, tenía basta experiencia en el trato a otros seres. Por algún motivo, sin embargo, las actitudes y maneras del híbrido le incomodaron un poco. Era como verse en un espejo.
— ¡TÚ! ¡Tú eres el que está gritando! ¡Y no me llames “niña tonta”! ¡Tonto híbrido! — Gruñó notoriamente. ¿Qué efecto tenía ese muchacho que lograba sacarla de sus casillas? Por lo regular, Moroha iba por la vida sonriendo; quizás el mal temperamento del hanyō era contagioso.
— Ya te lo he dicho. El moño y la mochila fueron un regalo... de mi familia. — Tensó el ceño unos segundos. ¿Estaba bien llamar a esas personas de tal modo? No trató con ellos más allá de unos días; sobre el moño, decidió adherirlo a las mentiras recién orquestadas.
— ¿Qué tiene de especial esa mochila? Ya te dije que no permitiré que la robes. No la he robado, ¡fue un regalo! ¡Grandísimo TONTO! — Ya está, emergió lo peor de ella. Inhaló lo más que pudo y se sentó frente a él. Si lo examinaba a detalle, encontraba bastantes peculiaridades que compartían; una espada, el atuendo, las expresiones coléricas. ¿Quién diablos era ese híbrido?
— ¿Cuál es tu nombre? ¿Qué sabes de esa tal Kagome? — Se aventuró a interrogar. Lo vio como un intercambio de datos, nada más.
— ¡TÚ! ¡Tú eres el que está gritando! ¡Y no me llames “niña tonta”! ¡Tonto híbrido! — Gruñó notoriamente. ¿Qué efecto tenía ese muchacho que lograba sacarla de sus casillas? Por lo regular, Moroha iba por la vida sonriendo; quizás el mal temperamento del hanyō era contagioso.
— Ya te lo he dicho. El moño y la mochila fueron un regalo... de mi familia. — Tensó el ceño unos segundos. ¿Estaba bien llamar a esas personas de tal modo? No trató con ellos más allá de unos días; sobre el moño, decidió adherirlo a las mentiras recién orquestadas.
— ¿Qué tiene de especial esa mochila? Ya te dije que no permitiré que la robes. No la he robado, ¡fue un regalo! ¡Grandísimo TONTO! — Ya está, emergió lo peor de ella. Inhaló lo más que pudo y se sentó frente a él. Si lo examinaba a detalle, encontraba bastantes peculiaridades que compartían; una espada, el atuendo, las expresiones coléricas. ¿Quién diablos era ese híbrido?
— ¿Cuál es tu nombre? ¿Qué sabes de esa tal Kagome? — Se aventuró a interrogar. Lo vio como un intercambio de datos, nada más.
moroha · F
— ¿Haah? Debes estar bromeando, por supuesto que has escuchado de mí. Todo demonio ó humano sabe sobre la gran Beniyasha. — Nota el cambio de actitud en el albino; la espada que apuntaba a su dirección dejó de ser una amenaza, por lo cual Moroha optó por imitar el acto. Lo que no soportó fue el mar de preguntas lanzadas en menos de un minuto. ¿Por qué era tan gritón? Ganas no le faltaron para reprocharle el alto tono de su voz, sin embargo la mención de esa tal “Kagome” atropelló sus intenciones. Su interés cambió de ruta; todo apuntaba a que él tenía información de esa muchacha.
— Fue un regalo, es mía. ¿Piensas quitármela? No te dejaré hacerlo — Se llevó el dedo meñique al oído y rascó en su interior — No conozco a esa “Kagome”. ¿Quieres dejar de gritar tanto? — Mintió. No fue hasta hace unos días que, viajando entre épocas, supo el nombre de su progenitora, pero sería demasiada casualidad que el hanyō estuviera refiriéndose a la misma persona.
Moroha viró los ojos hacia arriba, en un intento por mirar el moño. — ¿Esto? No tengo por qué decírtelo. Es un se-cre-to. — Una mentira más con tal de salvaguardar la ignorancia entorno al origen de ese accesorio. Sólo sabía que desde pequeña lo portaba.
— Fue un regalo, es mía. ¿Piensas quitármela? No te dejaré hacerlo — Se llevó el dedo meñique al oído y rascó en su interior — No conozco a esa “Kagome”. ¿Quieres dejar de gritar tanto? — Mintió. No fue hasta hace unos días que, viajando entre épocas, supo el nombre de su progenitora, pero sería demasiada casualidad que el hanyō estuviera refiriéndose a la misma persona.
Moroha viró los ojos hacia arriba, en un intento por mirar el moño. — ¿Esto? No tengo por qué decírtelo. Es un se-cre-to. — Una mentira más con tal de salvaguardar la ignorancia entorno al origen de ese accesorio. Sólo sabía que desde pequeña lo portaba.
moroha · F
— ¡¿Pero, qué?! — El desenvainar de la espada alerta a Moroha, quien de un movimiento sacó a relucir a Kurikaramaru. Saltó hacia atrás, sin quitarle la mirada al albino de encima. Antes de lanzar un ataque, reafirmó la naturaleza de aquél con su olfato.
— ¡Mi nombre es Moroha, la cazademonios! Puedo detectar cierta esencia demoniaca en ti, así que me sorprende no sepas quién soy — Soltó su narcisismo sin ninguna clase de filtro — Tal vez no me den demasiado por tu cabeza, pero esa espada sí que valdrá la pena y ni hablar de las prendas que traes — Detuvo un momento sus acciones para mirar detenidamente el traje del hanyō. ¿Por qué veía en él cierta familiaridad? Sacudió la cabeza, ya imaginaba mal.
— ¡¿Qué esperas?! ¿Crees poder contra mí, chico mitad bestia? — Intuyó que esas palabras serían el perfecto incentivo para dar pie a la batalla.
— ¡Mi nombre es Moroha, la cazademonios! Puedo detectar cierta esencia demoniaca en ti, así que me sorprende no sepas quién soy — Soltó su narcisismo sin ninguna clase de filtro — Tal vez no me den demasiado por tu cabeza, pero esa espada sí que valdrá la pena y ni hablar de las prendas que traes — Detuvo un momento sus acciones para mirar detenidamente el traje del hanyō. ¿Por qué veía en él cierta familiaridad? Sacudió la cabeza, ya imaginaba mal.
— ¡¿Qué esperas?! ¿Crees poder contra mí, chico mitad bestia? — Intuyó que esas palabras serían el perfecto incentivo para dar pie a la batalla.
moroha · F
➳ もろは
Hᴀɴʏᴏᴜ ɴᴏ Yᴀsʜᴀʜɪᴍᴇ
⤹
Hᴀɴʏᴏᴜ ɴᴏ Yᴀsʜᴀʜɪᴍᴇ
⤹
El árbol de las edades la lanzó de vuelta en la época feudal. Moroha no había cumplido con su palabra, lo cual fue astuto de su parte, y se había quedado con la perla arcoíris carmín. Aterrizó sobre el césped que se alza al pie del árbol; preguntándose dónde quedaron las pertenencias de la era Reiwa, buscó ansiosa la mochila amarilla que Souta le obsequió amablemente, por la izquierda, la derecha, pero nunca esperó que todo le cayese encima. Salió del cúmulo de objetos próximos a vender, sacudió su ropa y brincoteó victoriosa.
— Yatta, yatta! ¡Les dije que regresaríamos sanas y salvas! Como verán, la gran Beniyasha cumple su palab... ¿Huh? ¿Towa? ¿Setsuna chan? — Hurgó con la vista hacia todos lados, buscando algún indicio mínimo de la presencia de las gemelas.
— Uhmmm... Tal vez el árbol nos guió a destinos distintos. Estarán bien. Ahora... ¡Debo vender todo esto! — Frota sus manos rápidamente. Ancló las garras a las correas de la mochila y la arrastró, dado a que pesaba mucho. Si su olfato no la engañaba, tenía una aldea cerca, con exterminadores interesados en adquirir la novedosa mercancía.
Dió unos pasos lejos del árbol, pero se detuvo merced a la advertencia de su agudo instinto; no estaba sola. El aroma que llegó a sus fosas nasales le pareció particularmente familiar. ¿Se trataría de aquél par? Elevó el rostro y dejó que la nariz le indicara el camino. El perfume era, sin duda alguna, el de un híbrido, y las únicas criaturas con ese tipo de ascendencia que conocía eran las hijas del tal Sesshōmaru. Ya vería si se trataba de ellas o no.