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User1576008 · 26-30, M
– Gracias, Miroku –cedió un fraternal apretón que expresaba más que gratitud: un profundo amor y respeto. Es así como entonces pensó que debería ser un hermano.
InuYasha, más que nadie, sabía que a veces no había otra forma de decir las cosas mas que siendo brutalmente honesto. Y gracias a ello se dio cuenta de que por lo menos ya era tiempo de dejar de ser una carga para los demás.
– Es hora de que volvamos a casa –a diferencia del monje, él no era de muchas palabras sabias o precisas, pero a veces prefería dejar que el corazón hablara por él–. O nos meteremos en problemas con Sango. Sé que cuidar de tres niños no es fácil para ella sola, así que agradezco que hayas venido hasta aquí.
InuYasha, más que nadie, sabía que a veces no había otra forma de decir las cosas mas que siendo brutalmente honesto. Y gracias a ello se dio cuenta de que por lo menos ya era tiempo de dejar de ser una carga para los demás.
– Es hora de que volvamos a casa –a diferencia del monje, él no era de muchas palabras sabias o precisas, pero a veces prefería dejar que el corazón hablara por él–. O nos meteremos en problemas con Sango. Sé que cuidar de tres niños no es fácil para ella sola, así que agradezco que hayas venido hasta aquí.
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