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I face death in the hope that when you meet your match, you will be mortal once more…
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EmmaVanity · F
No pudo distinguir qué era lo que estaba quemando, pero por la forma que actuó al verla se trataba de algo que quería mantener en secreto; en sí, sospechoso. Pero para la suerte del slytherin, Emma no era adepta a entrometerse en los asuntos ajenos, así que no prestó demasiada atención a lo que aún era distinguible en el fuego. Sabía que cada uno estaba solo con sus demonios desde el día que nacía, así que no pensaba crearle un problema más incomodándolo. Lo observó con un deje de comprensión tal vez, el cual fue borrado por una mueca divertida en respuesta a su ceño fruncido.

—Esa es la cuestión, Regulus...no soy normal, soy extraordinaria. —Decretó sostenida por la parte más alta del sofá, a medida que se acercaba a él unos centímetros sin llegar a una cercanía peligrosa y le guiñaba un ojo. Todo expresado en broma claro, por más que su apellido la condenase, no era vanidosa. Así, retomó la marcha rodeando el sillón contiguo al del joven Black y se sentó en él, con la espalda recta y el mentón erguido. —Las mentes maestras nunca descansamos, ¿verdad? —Planteó con una sonrisa cómplice en un intento de buscar un punto medio entre sus preocupaciones; sin decir demasiado, ni demostrar demasiado. Más que mentes maestras, los hijos pródigos de sus familias. Vanity siempre había estado sola y las esperanzas de sus padres respecto a su futuro, se habían mantenido constantes; pero en el caso del contrario, sospechaba que luego de la huida de su hermano, y al no tener otra opción, lo presionaron aún más. Porque con la presión se crean los diamantes, ¿no?

Dejó el libro que había acarreado desde su habitación sobre la mesa ratona que tenía enfrente, ya que la compañía era la excusa perfecta para abandonar esa idea de leer cosas que no le interesaban. Agarró entre sus manos uno de los almohadones que tenía a su disposición y lo colocó detrás de su cabeza, relajando un poco su postura. Mientras que de su bolsillo, sacó dos varitas de regaliz y extendió su mano hacía Regulus, ofreciéndole una en modo de ofrenda de paz por el sobresalto que le había causado.