User1573222 is using SimilarWorlds.
Join SimilarWorlds today »
The Whiteboard is a place where people can send Gestures, Attributes, Images, Comments, and much more...
This page is a permanent link to the comment below. See all comments »
Hisashi · 26-30, M
**Y si que es hostil, Cham Cham muchas veces era juzgado por su tamaño (que no superaba el metro con sesenta) y sus pintas de extranjero. A decir verdad odiaba Japón y también a los japones por su cultura imperialista y odiosa con los demás pueblos incluyendo el vietnamita, desde que había llegado al Sol Naciente es que su vida estaba rodeada de problemas de todo tipo, e incluso vagabundos que intentaron robarle. Se olvidaban que el era Cham Cham, el Fantasma de Wuitan, el brazo armado de la Resistencia Vietnamita frente a los europeos e imperialistas, y aquel que quisiera hacerle daño muchas veces encontraba su cabeza arrancada del tronco con un solo movimiento de su sable. No podría decir que estaba siendo seguido, pero que muchos enemigos le buscaban era algo cotidiano por lo que podría decirse que percibir cambios en el entorno era uno de sus grandes artes; Vietnam (su tierra natal) le permitió encontrar comodidad en las selvas aun mas tupidas que los bosques japoneses, por lo que solo un importante asesino podría resultar aquel pequeño gusano. El pequeño freno, había oído algo, o quizás era su intuición la que se prendió, ese "instinto" que los depredadores tienen al sentir una presencia, una mirada, algo.

De donde venía no lo sabía, ni tampoco de que flanco podría ser atacado o asediado ¿Pero que separa a una presa de un depredador? El miedo, y el deseo de huir. Cham Cham se quedo en su lugar, su pipa vibro al percibir una fuerte inhalación y pronta exhalación de tabaco. Sus piernas a pesar de cortas, resaltaban tan fuertes como las de un carnero bajo la tela de su pantalón al flexionarse y sus rodillas tan solo bajar unos centímetros. El jovencito acaricio con su mano diestra el Dao, moviendolo de su cómodo lugar en la cintura para alcanzarlo suavemente hasta altura del pecho, todavía sin desenvainarlo quedando su cadena colgando desde la punta la funda hasta su superficie solo alzarlo hacía arriba que de ver algo, atacaría sin pensarlo. Sus ojos, sus ojos por debajo del sombrero brillaban con lo que muchos guerreros llamaban <<Una mirada asesina>> que permitía traducir que su presencia se hacía manifiesto como un pequeño tigre que se pone en cuclillas antes de saltar por la primer señal que notaría de la presencia rival.**
 
Send Comment