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User1572473 · 31-35, M
La observó acercarse, parecía un gatito quitándose la pereza de encima. Eso siempre le enternecía. Pero en aquel momento la cubierta estaba vacía, habían anclado y muchos bajaron a disfrutar de la belleza de un puerto cuya mayor atracción era no estar sobre el agua. Algunos se cansaban con el paso de los días.
— No, no es eso. Quiero que veas el sol.
Cómo pirata, Robert le tenía un amor inmenso al mar, a sus paisajes, a la forma en que el cielo parecía abrazarlos. A veces se sentía cursi y estúpido por ello. Pero si con alguien iba a compartir ese lado "débil" era con Calipso.
— Los colores del cielo me recuerdan a ti. Incluso con lo ardiente que es el sol se esconde tras las nubes.
Cómo ya estaba cerca, rodeó la cintura de la fémina con un brazo, acercó el rostro a su oído para dejar un susurro que nadie más tenía derecho de escuchar.
— Pero ni el sol es tan cálido como tú.
— No, no es eso. Quiero que veas el sol.
Cómo pirata, Robert le tenía un amor inmenso al mar, a sus paisajes, a la forma en que el cielo parecía abrazarlos. A veces se sentía cursi y estúpido por ello. Pero si con alguien iba a compartir ese lado "débil" era con Calipso.
— Los colores del cielo me recuerdan a ti. Incluso con lo ardiente que es el sol se esconde tras las nubes.
Cómo ya estaba cerca, rodeó la cintura de la fémina con un brazo, acercó el rostro a su oído para dejar un susurro que nadie más tenía derecho de escuchar.
— Pero ni el sol es tan cálido como tú.
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