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E1572500 · 31-35, M
Se sentía confundido y aún así la tripulación buscaba respuestas en el, lo sabía por las miradas que sus hombres le daban. Respiró profundamente, entendía que de Haw, Rob y el, la sirena se sintiera más atemorizada por el cegador. Al final de cuentas era el que menos confianza daba.
Se presionó con sus dedos su entrecejo, cerró sus ojos y soltó un profundo suspiró escuchando a Rob hablarte con esa calma y comprensión a la sirena, si no lo tiraba al mar era precisamente por eso, por su gran corazón y honestidad, vaya pirata resultó ser.
Retrocedió un poco, el mar de había calmado, aquello que llevaban a bordo era una fuerza que no comprendían pero que deseaba comprenderla.
Se dirigió hacia su camarote e hizo una señal a Rob para que le siguiera, tenían mucho que hablar acerca de 'la sirena' abordo del Harbinger.
Se presionó con sus dedos su entrecejo, cerró sus ojos y soltó un profundo suspiró escuchando a Rob hablarte con esa calma y comprensión a la sirena, si no lo tiraba al mar era precisamente por eso, por su gran corazón y honestidad, vaya pirata resultó ser.
Retrocedió un poco, el mar de había calmado, aquello que llevaban a bordo era una fuerza que no comprendían pero que deseaba comprenderla.
Se dirigió hacia su camarote e hizo una señal a Rob para que le siguiera, tenían mucho que hablar acerca de 'la sirena' abordo del Harbinger.
User1572473 · 31-35, M
[...] Que Robert se acercó más. Todos la veían horrendo, y la mirada de Ritch y Hawk no era algo que pudiera definir en ese momento. – ¡Dedos! Trae dos cuencos de leche de amapola. – no bebería en ese momento, necesitaba hablar con Ritcher y saber qué harían con <<ella>> la sirena sin nombre, ni siquiera aseguraba que les entendiera. Dedos fue veloz y volvió con los dos cuencos. Le dió uno a la criatura y uno para él mismo, el dolor de cabeza lo mataba.
User1572473 · 31-35, M
– Pero el mar se calmó, Hawk. – la cabeza empezó a matarlo, estaba preocupado y asustado. Salieron de la zona de Farnes como si el barco fuese el más rápido de los siete mares, era veloz pero aquello era una ridiculez. Las nubes viajaban contra ellos, apenas una llovizna y nada, parecía que el infierno se iba a desatar sobre las islas.
Parecía de cuento, Robert observó a los que rodeaban el área, parecía que salir de Farnes y sus mil islas era la salvación. "The Harbinger" no se iba a romper en mil pedazos y entonces no sería su culpa. El alivio no llegó, pero si se sentía menos presionado. Los gritos de Ritch eran los que más le presionaban. Robert era su segundo al mando y también un idiota de gran corazón, el mismo lo sabía, tenía debilidad por las criaturas débiles o en peligro, en realidad por las personas, pero la sirena era una mezcla de ambos.
Quiso recargarse en algo mientras el mar se calmaba, lo que una vez quiso tragarselos parecía que no haría nada más que ayudarles
Parecía de cuento, Robert observó a los que rodeaban el área, parecía que salir de Farnes y sus mil islas era la salvación. "The Harbinger" no se iba a romper en mil pedazos y entonces no sería su culpa. El alivio no llegó, pero si se sentía menos presionado. Los gritos de Ritch eran los que más le presionaban. Robert era su segundo al mando y también un idiota de gran corazón, el mismo lo sabía, tenía debilidad por las criaturas débiles o en peligro, en realidad por las personas, pero la sirena era una mezcla de ambos.
Quiso recargarse en algo mientras el mar se calmaba, lo que una vez quiso tragarselos parecía que no haría nada más que ayudarles
Lod1572484 · 31-35, F
Escuchó los reclamos del rubio, negó con su cabeza replegando a su vez las aletas de los costados de su cabeza cómo si expresara cierto temor al mismo, no había sido ella directamente y esa había sido su pregunta, de haber cuestionado si ella tenía la culpa o algo que ver, habría afirmado, pero era demasiado literal en cuanto al lenguaje humano.
Paseó entonces su vista por el resto de la tripulación, cuál animal asustado buscó esconderse tras lo primero que encontrará ante las miradas de odio y desaprobación de varios tripulantes, reconocía además en muchos el hambre... Y no precisamente de alimentos. •
Paseó entonces su vista por el resto de la tripulación, cuál animal asustado buscó esconderse tras lo primero que encontrará ante las miradas de odio y desaprobación de varios tripulantes, reconocía además en muchos el hambre... Y no precisamente de alimentos. •
Lod1572484 · 31-35, F
• ¿Que podía hacer ella en dicha situación? Realmente nada. Su cola dolía como nunca, aún quedaban los restos de la cadena apretando como los mil demonios, y no sería fácil abrirlo sin las herramientas necesarias, teniendo ese peso en contra al igual que sus heridas sabía que la pregunta de Robert tendría una respuesta negativa, no podría nadar a mar abierto aunque así lo deseara.
Su conexión con el océano era natural, sabía que aquella fuerza había percibido su miedo y había identificado aquella isla como el causante, más no el barco en si como enemigo, así que en cuanto el barco se alejó lo suficiente como para ser inalcanzable por las armas ajenas simplemente regresó a la "normalidad" que implicaba la tormenta, aún con cierta brusquedad pero no lo suficiente como para hundirlos, al menos no aún.
Su conexión con el océano era natural, sabía que aquella fuerza había percibido su miedo y había identificado aquella isla como el causante, más no el barco en si como enemigo, así que en cuanto el barco se alejó lo suficiente como para ser inalcanzable por las armas ajenas simplemente regresó a la "normalidad" que implicaba la tormenta, aún con cierta brusquedad pero no lo suficiente como para hundirlos, al menos no aún.
GiselleValentine · 22-25, F
Richter había sido lo suficientemente sagaz como para adivinar la razón de aquél veloz escape, aunque Milla solo podía ver un panorama gris al respecto. —Robert, ebrio despreciable, si lo que esta criatura quiere es hundirnos para que los suyos puedan comernos créeme que incluso en el otro mundo voy a hacerte sufrir.— Estaba furiosa. E incluso Dios sabía lo peligroso que era que esa mujer se pusiera furiosa. Tuvo que alzar la voz, pues las olas ya rompían estruendosas. Los hombres del capitán luchaban por mantener el barco en su curso, amenazando el mar con acabar con el Harbinger de una vez por todas.
GiselleValentine · 22-25, F
Se acercó a la orilla del barco y colocó sus manos sobre la madera. Quería ver a esos cretinos cuando sus cañones destruyeran su cochino puerto, pero los hombres fueron demasiado lentos al preparar el escape, o quizás aquélla acción sobrenatural ocurrió muy rápido, pues sin poder evitarlo trastabilló cuando el Harbinger, violentamente dio un giro de una forma en la que jamás lo había hecho. Milla terminó en brazos del cocinero del navío, que la sostuvo firmemente para evitar que cayera, aunque muchos de los marinos no corrieron con la misma suerte.
—Por todos los malditos Dioses qué mierda acaba de pasar.— Estaba tan sorprendida como Rob y el Capitán. Su navío comenzaba ya a dejar atrás aquéllas islas atroces y adentrarse en el mar revuelto por las enormes olas que se formaban debido a la tormenta que más cerca estaba con cada segundo que pasaba. De pronto, comenzó a sentir la lluvia sobre su cabeza, primero un poco más fuerte, después intensa, y una idea terrible cruzó por su cabez
—Por todos los malditos Dioses qué mierda acaba de pasar.— Estaba tan sorprendida como Rob y el Capitán. Su navío comenzaba ya a dejar atrás aquéllas islas atroces y adentrarse en el mar revuelto por las enormes olas que se formaban debido a la tormenta que más cerca estaba con cada segundo que pasaba. De pronto, comenzó a sentir la lluvia sobre su cabeza, primero un poco más fuerte, después intensa, y una idea terrible cruzó por su cabez
E1572500 · 31-35, M
**El barco se movió con total libertad por las aguas agitadas, rápido y seguro lograron salir de ese puerto, Richter cayó de espaldas en el momento en el que barco arrancó y no se puso de pie, miró confundido a Milla, después a Robert y por último a la sirena. — ¿Qué ha sido eso?... Una vez que estuvieron 'a salvo' se puso de pie y caminó hacia la Sirena. — ¿Tu lo hiciste?
E1572500 · 31-35, M
El primer disparo lo hizo tambalearse y cubrirse con un brazo sin embargo sabía bien que eso no quedaría ahí, estaban furiosos, todo eso había escalado demasiado rápido y no había una forma en la que pudieran zarpar rápido de ese lugar. Pocas veces la angustia se manifestaba en sus expresiones pero esta vez era algo difícil de reprimir.
Un segundo disparo sacudió el navío, Richter se posicionó frente a Milla para protegerla y por suerte el pudo permanecer de pie, pronto la mujer se levantó furiosa para adelantarse a las órdenes de contra ataque por parte del capitán.
—¡Haganlo! — vocifero para que los que todavía dudaban si obedecer o no a Milla pusieran manos a la obra, Robert complemento aunque pronto todo dio un giro inesperado. —Pero que… — El barco se movió con total libertad por las aguas agitadas, rápido y seguro lograron salir de ese puerto, Richter cayó de espaldas en el momento en el que barco arrancó y no se puso de pie, miró confundido a Milla, después a Robert y por últ
Un segundo disparo sacudió el navío, Richter se posicionó frente a Milla para protegerla y por suerte el pudo permanecer de pie, pronto la mujer se levantó furiosa para adelantarse a las órdenes de contra ataque por parte del capitán.
—¡Haganlo! — vocifero para que los que todavía dudaban si obedecer o no a Milla pusieran manos a la obra, Robert complemento aunque pronto todo dio un giro inesperado. —Pero que… — El barco se movió con total libertad por las aguas agitadas, rápido y seguro lograron salir de ese puerto, Richter cayó de espaldas en el momento en el que barco arrancó y no se puso de pie, miró confundido a Milla, después a Robert y por últ
User1572473 · 31-35, M
En el fondo se escuchaban los truenos, el mar los movía como si se tratase de un barco de papel, pero ese navío no era de papel y Robert lo sabía. Se acercó a la sirena. – ¿Quieres ir al mar? ¿Puedes nadar? – le preguntaba, aunque en realidad no sabía si ella era capaz de comprender. – ¡Tripulantes! Cañones por estribor, y giren por Babor. – era solo una orden que complementaba la de Hawk. Se le había pasado cualquier efecto de alcohol, ahora tenía un dolor de cabeza intenso pero la mente más aguda que nunca. Se acercó a ayudar para rellenar la pólvora en los cañones. La lluvia se aceleraba de a poco, parecía estar de acuerdo con el mar para terminarse de follar a la tripulación, y era su culpa.
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