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| Rol privado con Caly |

Habían pasado unos meses ya desde que la sirena estaba con ellos. Su rescate fue una nube de polvo, sangre en la boca y golpes por todos lados. Pero si alguien llegara a preguntar si lo haría de nuevo, Robert Brown diría que sí. Le había tomado demasiado cariño a la sirena, todo el proceso juntos hasta que aprendió a hablar como ellos, a no intentar devorar a nadie fue un aprendizaje. Ella bien se había ganado los pensamientos del castaño. En un momento salió del camarote a ver el panorama, era precioso el cielo lleno de colores tenues dibujando sobre nubes (...)
 
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User1572473 · 31-35, M
— No es un final de verdad, Caly. Es solo cuando nos vamos a parar al borde del abismo para mostrar que nos adueñamos del mundo.

Giró un tanto el rostro para poder ver fijamente el de la sirena. Sabía lo que se esforzaba por estar ahí con él, todo lo que tenía que cambiar de sí para realmente estar a su lado.

Deslizó la mano con la que aferraba a la fémina sobre la cintura de la misma, moviendo esta hasta llevarla a la espalda y dejar que sus dedos llenos de callos la recorrieran, no era un tacto suave, era un poco hosco, pero era el tacto de alguien que daría su vida por ella. Desde la primera vez que la rescató.

— Siempre que estés a mi lado... — se acomodó para terminar abrazándola de frente, pegando el rostro ajeno sobre la parte superior de su torso. — Te voy a proteger. No importa nada.
Lod1572484 · 31-35, F
Se acurrucaba en brazos ajenos, no conocía mejor lugar para estar que no fuera ese. A pesar de que su cuerpo estuviera anatómicamente creado para disfrutar el océano, la incomodidad de la superficie era sobrepasada por el cariño que tenía hacía el.

No conozco otra cosa que pueda desear.

No conocía el valor del dinero, mucho menos le encontraba placer a tener cosas lujosas, para ella las joyas eran conchas de colores únicos o perlitas que pudiera encontrar por ahí, así que en parte no compartía los deseos del hombre, pero los respetaría e incluso le ayudaría a conseguirlos.

¿No deberíamos temer de eso? ¿Un final?

Había surcado quien sabe cuántos mares, sabía que habían agujeros enormes y oscuros los cuales parecían portales a otros mundos pero dudaba que eso fuera un fin; de hecho, dudaba incluso que hubiera un fin y la sola idea le aterraba. Se regocijó un poco más en los brazos ajenos dejando que su rostro en un leve gesto de molestia reflejara su temor.

Rada vez los
User1572473 · 31-35, M
La respuesta ajena le hizo sonreir. Robert siempre fue un amante del ron, amante de mil mujeres, pero nunca un soñador. Y ahora estaba ahí parado soñando con el mañana, la ironía le hacía sentirse medio estúpido.

— Cálida entre mis brazos, cálida sobre mi...

Carcajeó antes de decir nada más. Le apretó con fuerza hacia él, era esa forma sutil de decir que era suya, aunque nadie se atrevería a peleárselo. La sirena no era nada fácil, había sido toda una aventura integrarla a ellos. Pero cuando la veía recordaba que todo había valido la pena.

— Algún día vamos a llegar al fin del mundo, Calypso. Vamos a encontrar los tesoros más grandes y ser los más prósperos. Hasta elegantes podríamos vernos... Pero de eso un carajo. Si me preguntan si quiero vivir rodeado de oro, o contigo. Sabes que eres mi respuesta, lo eres ahora y lo serás mañana.

Ya no era un susurro, pero lo dijo cerca de su oreja en un tono moderado. Después agarró el lóbulo de la que tenía cerca y apresó la misma
Lod1572484 · 31-35, F
¿El sol?

Por su parte había visto infinidades de veces el amanecer, a veces en mar abierto la inmensidad del astro se expandía por todo el firmamento logrando atraer incluso al mas distaído. Estando a su lado buscó lo que el afirmaba y aunque era el mismo sol, verlo a su lado causaba un impacto diferente, era como si...Estuviera creando recuerdos que valían la pena.

¿Qué es una simple sirena al lado de un astro así?

Respondió ante la comparación, a veces tomaba las cosas demasiado literales. A pesar de todo sonrió apenas, riendo después brevemente al escuchar el susurro que estremeció su pequeña efigie

¿Soy cálida? Solo cuando estoy entre tus brazos.

Susurró de igual forma, no quería que oidos chismosos escucharan algo que de igual forma ya podían suponer, la unión entre ambos era innegable, y las paredes de ese barco...Delgadas.
User1572473 · 31-35, M
La observó acercarse, parecía un gatito quitándose la pereza de encima. Eso siempre le enternecía. Pero en aquel momento la cubierta estaba vacía, habían anclado y muchos bajaron a disfrutar de la belleza de un puerto cuya mayor atracción era no estar sobre el agua. Algunos se cansaban con el paso de los días.

— No, no es eso. Quiero que veas el sol.

Cómo pirata, Robert le tenía un amor inmenso al mar, a sus paisajes, a la forma en que el cielo parecía abrazarlos. A veces se sentía cursi y estúpido por ello. Pero si con alguien iba a compartir ese lado "débil" era con Calipso.

— Los colores del cielo me recuerdan a ti. Incluso con lo ardiente que es el sol se esconde tras las nubes.

Cómo ya estaba cerca, rodeó la cintura de la fémina con un brazo, acercó el rostro a su oído para dejar un susurro que nadie más tenía derecho de escuchar.

— Pero ni el sol es tan cálido como tú.
Lod1572484 · 31-35, F
Protestó por algunos segundos, luego se estiró cual felino y al final pudo levantarse entre bostezos, caminó hasta donde se encontraba el hombre con la sabana sobre sus hombros y "abrazandole", serviría para cubrirle en cubierta si alguien estaba en aquel momento despierto.

¿Milla y el Capitan de nuevo discuten?

Era un placer secreto que ambos compartían, el ver las discusiones de los mencionados que siempre parecían tener un final feliz.
Lod1572484 · 31-35, F
- Como muchos depredadores la sirena era nocturna, cazaba de noche cuando sus presas (hombres cuando se encontraba de buen humor) dormían ebrios cerca del muelle, pero el hacer parte de la tripulación la había obligado a cambiar sus costumbres con mucho trabajo, odiaba "Madrugar" antes de las 12 del día.

Sintió el hombre marcharse, estaba acostumbrada a ello aunque protestara igual cada día con berrinchudos quejidos mientras sujetaba sus manos hasta que el hombre insistía en irse dejandola bajo las sabanas por un par de horas mas, así que al él regresar le encontró profundamente dormida, apenas cubierta por las sábanas, no tenia necesidad de ropa alguna puesto que frente a la tripulación solo mantenía su figura "mitad pez", solo Robert se deleitaba con su figura de humana, y nadie mas que Robert disfrutaría justamente que se paseara por el cuarto sin nada mas que los adornos de conchas y demás artilugios que disfrutaba ponerse en su cabellera.

¿Hmn?
User1572473 · 31-35, M
(...) Alrededor del sol. Quería compartir la felicidad con su sirena, quién en algún punto descubrió que tenía manera de cambiar su hermosa cola por dos piernas. Se había quedado dentro del camarote ella, pero fue a sacarla para invitarle a ver el mar. Sonaba tremendamente cursi y estúpido, pero ella provocó esa clase de sentimientos en alguien cuyo amor solo era dirigido al ron.

— Hey Caly. Quiero que vengas a ver algo conmigo.

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