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User1572473 · 31-35, M
[...] Que Robert se acercó más. Todos la veían horrendo, y la mirada de Ritch y Hawk no era algo que pudiera definir en ese momento. – ¡Dedos! Trae dos cuencos de leche de amapola. – no bebería en ese momento, necesitaba hablar con Ritcher y saber qué harían con <<ella>> la sirena sin nombre, ni siquiera aseguraba que les entendiera. Dedos fue veloz y volvió con los dos cuencos. Le dió uno a la criatura y uno para él mismo, el dolor de cabeza lo mataba.
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