— Wow, y aún así dices qué no sabes cómo se ve la magia—

— Y lo he acompañado.

— ¿Lo has visto?— Acercó el rostro a aquel caldero y aspiro con su olfato el aroma.

— ¿Será? Quizá por las noches sale a bailar a dos pies.

— Ese felino tiene alma humana...— Comentó vagamente mientras se acercó a la mágica mezcla.

— ¡El entrometido de Pomelito! Feo y chismoso, siempre con un misterioso encanto.

— Wow, tiene un buen aroma. Lamento entrar así, pero estuve tocando a la puerta y uno de tus gatos me trajo hasta aquí—

— Aún faltan algunos ingredientes.

— ¿Ese es el mío?—