El hecho de que su pequeña tenga amistades podría ser una ventaja y así mismo el poder conocer a sus padres con los cuáles podría realizar negocios. — Será algo grandioso y sé que te encantará, así mismo podré yo también tener amigos...¿No crees? — Argumentó mientras tomaba asiento en uno de los bancos que sé estaban trás suyo. Su idea principal era que su pequeña sé desenvolviera poco a poco en el ámbito de la vida misma.

-Quedó pensativa y analizando la propuesta del azabache, quizá algo bueno podría salir y además de todo siempre es bueno comer pastel con otros niños, especialmente cuando le toca una gran rebanada y después irían a jugar.-

- Si, no es mala idea... -Argumentó comenzando a desenvolverse poco a poco como comúnmente un pequeño de su edad originalmente actúa, a la vez, olvidándose un poco del tema del homicidio y su fascinación por la sangre.-

— ¡Exacto, hija! Tendremos un gran pastel y el Oso Ted estará con nosotros acompañandonos. — Mencionó con dulzor y amabilidad a la vez que abrazo nuevamente a su pequeña.

La tranquilidad y el susurro del viento se hacían presentes. No había tanta gente ya recurriendo a los alrededores y cuál sería algo agradable pasear un rato más. — Hija, conozco a algunos niños que son muy amables y de seguro les encantaría ser tus amigos. ¿Que dices? — Comento viendo atentamente a su hija mientras se puso de pie y tomo su pequeña mano para continuar su recorrido.

- Oso Ted y pastel. -Mencionó estando en los brazos de su padre, asegurándose de estar los dos solos y protegidos por cualquier cosa.-

-Estaba más tranquila, permitiendo que el azabache le abrace y mantenga segura.- -Papá... Tú y yo en dónde sea podemos hacer el cumpleaños. Pero... No tengo muchos amigos... -Mencionó sin importancia.-

— ¿Pero que pasó ése día? — Su preocupación aumento en un grado mínimamente mayor a lo que ocurría en ése entonces. No dudo en abrazar a su hija, aunque sea todo tan confuso aún tenía aquél sentimiento de paternidad ante ella. — No ha pasado nada, ¿Sí? Se acerca tu cumpleaños y te prometo que traeré al Oso Ted con nosotros. Pero, está todo bien, no ha pasado nada.

- Ese día... Ese día... Ese día... -Repitió aún manteniendo ese estado en posición fetal y casi a punto de llorar, entonces, volteó a ver a su padre.- -Y-yo... M-o-r-rir... N-No... Cum-mpl-lir... A-años... -Mencionó más tranquila, aunque debajo de ella se iba dibujando aquel charco de aquel cálido líquido propio de la fisionomía humana, estaba asustada.-

Se sorprendió por aquél acontecimiento, aquella acción que desplomo el ambiente en el cuál se transitaba la paz. Se agacho levemente y coloco sus manos en los hombros de la menor. — ¿Ese día? Sapphire, ¿Que ocurre? — El mayor plasmo preocupación a la vez confusión de lo acontecido. ¿Que habrá ocurrido aquél día? Tantas incógnitas llevadas al momento pero las soluciones se harán presentes.

Acaricio el cabello de su pequeña y abrazo fuertemente con las intenciones de hacerla sentir protegida. — Ya mi pequeña, dime, ¿Que ocurrió? Estoy aquí para ti.

-Estrujó con sus brazos al oso de felpa apegandolo a ella.- -Ese día... -Sus ojos se nublaron prontamente y sin motivo aparente, Sapphire rompió en llanto de verdadera agonía.- -¡N-no, di-ia f-feo! -Se sentó y colocó en el piso, justamente en un rincón y perdida en una especie de choque de un lejano flash back, uno verdaderamente doloroso.- -Día... No...-Literalmente se colocó en posición fetal, cambiando drásticamente de un semblante de felicidad a uno en completa angustia y congoja. ¿Se había olvidado de su propio cumpleaños? O quizá ¿De lo sucedido en ese día?-

— Hija, ahora que lo pienso nunca me has dicho tu cumpleaños pero viendo tu certificado comunica que tu cumpleaños ew el 23 den Junio. El Oso Ted vendrá para esa fecha a festejar con nosotros. — Tomo la mano de su pequeña observando detenidamente cada juguete de la tienda y entre ellos se encontraba un gran Oso Ted. — ¡Mira! ¿Te gusta éste? ¡Es el Oso Ted!

- ¿De verdad podrá ir a casa en mi cumpleaños? ¡Oso Ted y yo comeremos mucho pastel! Pero
...¿Cuándo es mi cumpleaños, papá? -La intriga y duda le asaltaron en el instante, sujetandolo de la mano sin separarse del azabache mientras entran a la tienda de juguetes.-