Su sonrisa se acentuó con las palabras del forastero, que prometían un futuro tan magnífico como el que ella misma estaba idealizando. Y ante el beso, no tuvo reparo alguno en corresponderlo con ese mismo fervor y brusquedad que el albino destilaba. Sus manos terminaron tomándolo por el rostro, mientras sus bocas prolongaban esa hambrienta fusión. Quien la viera caería en cuenta que estaba fuera de sí, como si no fuera Kai'Sa.
— Juntos seremos imparables. Todos se rendirán ante nosotros y tú —murmuró en cuanto se separaron, con su mirada buscando la ajena en medio del júbilo del momento. Parecía extasiada con la sola imagen, al punto que por un instante volvió a fusionar sus labios en un nuevo beso, más delicado que el primero, y cuando se separó terminó la frase con un susurro—... Tú serás el rey.
—Más grandes que Pentakill—él nunca dudo que ese era su destino, pero escucharlo de ella logró que el rey gimiera de jubilo, propagando una ladina nota musical con ello —Hng~—incluso sus dedos temblaron orgásmicamente sobre la espalda baja de la bailarina, tentando una zona peligrosa que podía llevarlo a áreas más intimas con el suave movimiento de un acorde.
Se relamió el costado del labio en donde le cayó el beso, como si el sabor de su boca se le hubiera quedado en la piel y pudiera capturarlo en la punta de su lengua—Cuan peligrosas y prometedoras suenan esas palabras. Nunca imaginé compartir con nadie mi victoria, pero sería un placer, y una delicia, hacerlo contigo—le miró la boca, la mueca, y supo que era su momento. El peso de sus mortecinos labios cayeron sobre los de ella en un beso vertiginoso y rasposo, casi rabioso.
Era ligera en sus brazos, como un instrumento listo para ser manipulado. Y por su rostro, Kai'Sa parecía estar fuera de sí. De hecho, el particular brillo en sus ojos, el destello animoso que delataba su ingenuidad se había perdido. Ese aire malévolo que destilaba el forastero se fue apoderando de ella, por cada vez que él profesaba aquellas encantadoras palabras, por cada segundo que la bailarina pasaba a su lado. Cuando se contagió de su malicia, le devolvió el beso que él en un principio plantó en su mejilla, aunque el de Kai'Sa sería muy cercano a la comisura de sus labios.
— Y seremos más grandes que Pentakill. Nada ni nadie nos detendrá —comentó de nueva cuenta en un susurro, cruzando miradas con él mientras se mordía el labio inferior; un gesto muy atípico en ella.
—Y te guiaré hacia muchos lados—siseó amenazante, sugerente, incluso sus ojos esmeraldas centellaron con un brillo maléfico que le dio toda la apariencia de un demonio albino. Atajó con más fuerza su cadera, y le apretó contra su torso semidesnudo; cubierto únicamente por esa chaqueta abierta, y la joya incrustada en su pecho.
Su diestra la acarició cuesta abajo por la espalda, con el mismo fervor con la que toca las cuerdas de su guitarra; convirtiendo el curvilíneo cuerpo femenino de la bailarina en un instrumento que intentó hacer estremecer con sus yemas.
Víctima de las circunstancias, la bailarina sintió que sucumbía a su abrazo, como si toda esa palabrería se hubiera tratado de un antiguo hechizo que se selló al profesar el nombre de ella. Lentamente asintió con la cabeza, y curada de los nervios que su sola presencia solía producir en la mujer, sonrió más apacible que de costumbre. De hecho, todo su semblante lucía más relajado, al punto que sus brazos rodearon a Viego por el cuello tras el beso, aparentemente encantada por el frívolo gesto—. Entonces serás mi guía, Viego...
—Te despojaré de esas cadenas, cuando te mires en el espejo y veas lo grande que realmente eres, no te reconocerás a ti misma, Kai'Sa—esa fue la primera vez que la llamó por su nombre, y lo paladeó con una delicia perniciosa que rebosó ladinamente en el acento de su voz. Su brazo izquierdo la rodeó por la cintura para terminar de abrazarla, depositando en su mejilla un beso frío y agridulce que plasmó en su piel la temperatura cálida de sus labios.
— ¿Las chicas? No lo creo, ellas son bastante com... pren... sivas —bajó el tono de su voz en el momento que Viego se movió hacia ella, petrificándola con el simple contacto y su encantadora labia. Cerró los ojos por ese momento, escuchándolo con total atención y asintiendo a cada palabra suya, como si fuera la aprendiz que debía seguir las instrucciones de su maestro. No se movió de su lugar, aprovechando la corta distancia para responder susurrante—. Entonces debo seguir otro camino. Pero, ¿me ayudarás?
—Tus compañeras me odiarían en este momento, Viego, el forastero, incitando a bokkie—se inclinó para susurrarle en el oído, a voz baja y apegando su mejilla a la de ella. Su diestra la tomó de la nuca, hundiendo sus huesudos dedos largos en lo profuso de su cabello—No tengo la menor duda de que triunfarías. Evelynn y Ahri tienen sus proyectos independientes, Akali canta con True Damage, ¿Por qué tú no?~—
— ¿En serio? —su pregunta denotaba una incredulidad que surgía de la propia inocencia de ella, imposible de disimular. Soltó una risilla que inconscientemente escondió tras su palma derecha, para después asentir con la cabeza un par de veces—. ¿Crees que me iría bien si decidiera, no sé, iniciarme de solista?
—Cada alma viva del planeta lo hizo. La música es mi negocio, y no podía darme el privilegio de ignorar ese huracán de talento con el que rompieron todos los records, pero...—el galante diablo blanco guardó un mordaz silencio en ese momento, innecesariamente dramático, pero divertido—me hiciste preguntarme por años cuan potente podía ser tu voz en un solo propio—
