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‹ . . 𝓓𝓸𝓼 𝓭𝓪𝓶𝓪𝓼 𝔂 𝓾𝓷𝓪 𝓷𝓸𝓬𝓱𝓮. ›
— Cariño, te ves bien. — Una de las tantas frases que utilizaba la rusa en citas tan sofisticada. ¿Qué tocaba? Un funcionario no tan público pero respetado entre sus pares aunque desde un punto muy lógico tiene un gusto explícito porque el vestido que debía usar enseñaba mucha curva y escote; casi el centro de atención , no se esperaba más de un hombre como este. Sentada al lado del mayor, se tomaba su tiempo en observar su móvil porque hoy iba debutar una compañera suya y necesitaba saber si estaba en la fiesta. [. .]
 
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Us1577694 · 26-30, F
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Y ¡Boom!; era ella. Feliz de verla hasta llegó a pensar que no se animaría a unirse al club. Mientras los varones de finos trajes y ego penoso hablaban de cosas absurdas o situaciones ajenas a ella, la joven rusa acercó mas la silla a la fémina para que su conversación no se escuche. — Tranquila, esto no ha empezado e incluso el tipo éste se dio el lujo de tocarme el culo. — susurraba de forma exagerada con la única intención de regalarle tranquilidad ya que sus expresiones corporales dicen todo.
 
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